Había oído hablar mucho de este local así que esta noche nos decidimos por ir a probarlo.
En principio parce un bar normal pero al fondo se ve una despensa llena de fermentados y botellas de vino que le dan un carácter algo especial.
Como los vinos no los conocemos nos dejamos guiar y pedimos dos para toda la cena. Brutal de Cris Vanyó y Donesco, un rosado de la Toscana. Acompañaron bien a los platos pero no nos dejaron ningún recuerdo reseñable. Vemos la carta que es muy corta. Queremos probar el máximo número de platos así que nos decimos por:
Ostra frita con mango, habanero y limón encurtido. Fantástica combinación.
Pan y mantequilla de la semana para acompañar a embutidos y encurtidos de la casa. Los embutidos están buenos pero los encurtidos son soberbios. Se merecen un plato estrella con ellos como artistas principales.
Callos de ternera, pecorino con tomate y menta. Plato interesante pero para amantes de la casquería.
Impresionante tatin de cebolla con creme fraiche. Soberbia.
Piombi cacio e pepe. Pasta muy pequeña con una salsa y menta. Un plato, en apariencia inofensivo, pero que nos deja sin ganas de más y aún queda un plato contundente...
Higado de rape, hinojo marino y manzana. El hígado con su potente sabor y solo aliviado por la frescura de la manzana y del hinojo.
Sitio curioso, con platos curiosos, para probar vinos italianos y unos impresionantes encurtidos.
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