sábado, 26 de octubre de 2024

Barbaric c/ de Santander, 8



Había oído hablar mucho de este local así que esta noche nos decidimos por ir a probarlo.






En principio parce un bar normal pero al fondo se ve una despensa llena de fermentados y botellas de vino que le dan un carácter algo especial. 


Como los vinos no los conocemos nos dejamos guiar y pedimos dos para toda la cena. Brutal de Cris Vanyó y Donesco, un rosado de la Toscana. Acompañaron bien a los platos pero no nos dejaron ningún recuerdo reseñable.

 Vemos la carta que es muy corta. Queremos probar el máximo número de platos así que nos decimos por:


Ostra frita con mango, habanero y limón encurtido. Fantástica combinación.



Pan y mantequilla de la semana para acompañar a embutidos y encurtidos de la casa. Los embutidos están buenos pero los encurtidos son soberbios. Se merecen un plato estrella con ellos como artistas principales.






Callos de ternera, pecorino con tomate y menta. Plato interesante pero para amantes de la casquería.




Impresionante tatin de cebolla con creme fraiche. Soberbia.




Piombi cacio e pepe. Pasta muy pequeña con una salsa y menta. Un plato, en apariencia inofensivo, pero que nos deja sin ganas de más y aún queda un plato contundente...




Higado de rape, hinojo marino y manzana. El hígado con su potente sabor y solo aliviado por la frescura de la manzana y del hinojo. 




Sitio curioso, con platos curiosos,  para probar vinos italianos y unos impresionantes encurtidos. 


J.M. Restaurante c/ Pere Aleixandre 38



Vamos a este restaurante a tomar algunas cositas frescas que vengan del mar.
No buscamos sabores, ni texturas, ni elaboraciones complejas. Sólo sabor y frescura. Y es lo que se encuentra en este local, un restaurante de barrio con buen producto que no necesitan elaboraciones y salseos.

Está siempre lleno porque además de su producto, ofrecen un menú entre semana que suele gustar mucho.
Pero vamos a lo importante.

Para acompañar nuestra comida, un cava, Pago de Tharsys 2019, millesime rosé que va a ser un exceslente compañero para todos los platos.




Unas ostras al natural: frescas y muy sabrosas.








Zamburiñas muy bien pasadas por plancha. Deliciosas.




Clótxinas. Estamos en temporada (esta comida se realizó en verano) y no hay que perderse unas buenas clotxinas al vapor y poco más necesitan.



Un calamar a la plancha y sin más. Tierno, con su delicado sabor. Excelente






Unas gambas cocidas que fue lo que menos nos agradó. No estaban malas pero frente al resto de platos, no llegaban a su nivel.



Una comida con producto y sin florituras. 

domingo, 13 de octubre de 2024

Ministry of crab Old Dutch Hospital Complex. 04 Hospital St, Colombo (Sri Lanka)




Hoy toca darnos un homenaje. Es el último día en Sri Lanka, y nos vamos a disfrutar de una estupenda comida a base de gambas y cangrejos. 
Es un restaurante que su carta está dedicada a estos dos productos. Los hay de distintos tamaños y distintas formas de hacerlos; pero lo principal es el cangrejo.
Después de hablar con el camarero y que nos guíe por los distintos tamaños y formas de elaborarlos, aquí va nuestra comida.

La acompañamos con cerveza Lion (la del país que está francamente buena) y, antes de comenzar, agua, mucha agua (hacía un día, como todos los que vivimos en este fantástico país, caluroso y con mucha humedad).
Pero vamos a lo importante.



Lo primero es que nos pusieron los típicos baberos para no mancharnos la ropa y disfrutar de comer con las manos. Un buen mazo de servilletas de papel más las de tela que teníamos y un buen número de instrumental para dar buena cuenta de la comida.

Para comenzar, nos pedimos una ensalada de aguacate y cangrejo: medios aguacates en su punto de maduración rellenos de carne de cangrejo. Y no hacía falta nada más. La carne de cangrejo estaba deliciosa y con el aguacate se llevaba fantásticamente bien.
Continuamos con unas gambas. Las gambas son gigantes. Pedimos el tamaño regular y eran inmensas. Venían elaboradas con ajo y copos de chile y acompañadas por un triturado de pan, copos de chile, coco, especias y algo de lima. Con este plato nos traen dos salsas: de mantequilla y de soja y unas enormes rebanadas de pan. Al principio no entendimos muy bien para qué tanto pan, pero cuando comenzamos a probarlo con la salsita y el triturado, casi nos quedamos cortos en pan. Plato divertido, sabroso y las gambas en su punto, hechas pero nada pasadas. Plato inmejorable.



Y vienen los cangrejos. Como a quienes me acompañaba no les gusta mucho el picante, nos decidimos por un cangrejo puro, al natural, sin nada. En este plato se podía degustar lo sabroso del cangrejo, su agradable y fino sabor. 




Pero competir con el cangrejo hecho con ajo y su potencia de sabor hacían del cangrejo un bocado difícil de dejar de comer, mojar y disfrutar. 





Pese a estar tremendamente llenos, aún pedimos un postre para dejarnos un sabor dulce en la boca: pudding de chocolate, con un agradable sabor que me llevó a la juventud y a una sala de cine. Sabía a toblerone. 






Y esta fue la gran comida con la que nos despedimos de Sri Lanka.