sábado, 14 de noviembre de 2020

13 de noviembre de 2020. Panda mediterrAsian street food Gran Vía Marqués del Turia 50 Tf 683536714

Estamos en un restaurante que fusiona la comida japonesa, china, tailandesa con el mediterráneo. Es comida oriental, con toques mediterráneos. Acaban de aterrizar en la Gran Vía y, aunque es una franquicia, queríamos ver qué hacían.

Nos inclinamos por el menú y pedir algo fuera del menú. Mientras esperamos nos pedimos unas cervezas: Mahou maestra, cerveza tostada muy sabrosa y una japonesa Sapporo, rubia y muy suave.

Como somos tres personas a comer podemos pedir diferentes platos y así conocer algo más lo que hacen en la cocina. 

Para acompañar a la comida, nos inclinamos por un rosado (no tienen cava 😩) Alex Rose 100% garnacha, un vino navarro. Con buena nariz, pero muy corto en boca.

Pero vamos a lo importante.

Como entrantes pedimos: ensalada de queso de cabra, nueces y vinagreta de miel y soja (sin demasiado que comentar), crema de zanahorias con wantum frito (algo más de sabor se le podría haber dado si hubiera estado o mejor aliñada o las zanahorias, primero, hubieran pasado por el horno o la plancha) y pisto oriental con crujiente de boniato (verduras salteadas bien aliñadas y el crujiente del boniato le daba textura al plato. De todos, el mejor por unanimidad).

Después, y fuera del menú, nos trajeron el combinado de uramakis: 16 piezas de sushi de cuatro de nuestros uramakis, california, ebi tempura tuna, shake avocado cream y maguro avocado (uramaki de ensalada de surimi, pepino y aguacate, uramaki de langostino crujiente, con atún, aguacate y salsa ponzu,

uramaki de salmón y aguacate  y uramaki de atún y aguacate. El de langostino crujiente estaba francamente bueno). Ya estábamos llenos de arroz pero venían nuestros primeros platos que eran ¡más uramakis! (esto pasa cuando tienes prisa en pedir y no miras bien los platos del menú :😁

Y estos son nuestrsos primeros platos: urmaki panda (cangrejo, aguacate y cebolla frita. Suave), uramaki vegetal (queso feta, pepino, tomate y pesto verde. Suave) y, el mejor con diferencia, uramaki kinoko teriyaki (langostino en tempura, salsa teriyaki y topping de champiñones).

Y aún nos quedaban los segundos que fueron: fideos soba con calamares y  con verduritas saltedas a la soja (bien, nada que objetar...si acaso poner más calamares y algo más de chile en rodajas fresco), wafu steak con verduritas salteadas a la soja (nos comimos solo las tiras de carne  que llevaba. El plato estaba rico, pero ya no podíamos con nada más...) y curry rojo con pollo crujiente ( que claro, venía con arroz que casi lo dejamos por completo pero el curry lo pedía y el pollo bien aderezado, crujiente por fuera y tierno por dentro. Buen plato y con un buen toque de picante).

Ya habíamos decidido no tomar postre pero, al oír helado, todos decidimos tomar el postre viejuno de una bola de helado con un café expreso. 

Salimos del restaurante después de haber aumentado una talla. Creo que no tomaremos más uramakis en lo que queda de año. 😉

domingo, 1 de noviembre de 2020

30 de octubre de 2020. Xanglot restaurant c/ Avellanas, 9 Tf 960692381-674583371

Este viernes vamos a un restaurante que lleva abierto desde diciembre de 2019 y que, como muchos otros, padecen la pandemia. Por ello, junto a otros restaurantes pusieron en marcha un menú especial para estos tiempos y ayudarse entre ellos y los comerciantes: menú d'ací, es decir, un menú con productos de la zona, lo que se llama Km 0. Así que vamos a disfrutar del menú que tiene este local y que han llamado 'Els 5 sentits'. 

Llego la primera, me conducen a la mesa que tienen reservada para mí. Me quedo decidiendo si opto por pedir una botella de vino para comer o me dejo guiar por el menú con maridaje. Y sí, me dejo que me sorprendan con el maridaje.

Ya estamos preparados para comer. Desde el principio observamos modos muy de estrella Michelin. Nos gusta. Pero vamos a lo importante.

Como detalle de la casa, vienen unas pequeñas empanadillas rellenas. Confieso no recordar de qué iban rellenas, pero estaban muy ricas.

Tartar de kaki con anguila ahumada. Viene con una cerveza artesanal, Bondía (cerveza suave, muy suave que deja que el plato sea el  protagonista indiscutible. El kaki y la anguila (que estaba ahumada pero pasada por plancha con una piel extra crujiente) se llevan fantásticamente bien. Un conjunto arriesgado pero que se unen a la perfección. Plato soberbio.

Corazón de alcachofa con bearnesa de avellanas y velo de papada ibérica. Viene acompañado de Santpere (Vinyes Velles). Este vino de Sant Pere Cooperativa del Camp Moixent con una predominancia de la uva Pedro Ximenez fue la sorpresa indiscutible del maridaje. Un vino blanco complejo con una nariz nada habitual y un paladar lleno de matices como nueces y madera. Le plantó cara a la alcachofa, producto tan ingrato con los vinos. El plato era delicioso; la bearnesa para comerla a cucharadas, la alcachofa tierna y sabrosa. La papada alegraba el plato con el toque sabroso y crujiente. Francamente delicioso.
 
Figatell a la brasa sobre crema de garrofó y, para refrescar el plato y suavizar el potente sabor del figatell, granos de granada.  Viene con un vino tinto DelMoro de la bodega La Comarcal. Un vino ligero, afrutado, delicado que limpia las especias del figatell dejando la boca a la espera del siguiente bocado. Plato muy bueno.

Como plato fuerte pedimos la carne: lomo bajo de vaca madurado junto a pericana con higos y alcaparras. Nuevamente el potente sabor de la pericana (y las alcaparras) junto al dulzor de los higos y una carne tierna y muy sabrosa. Viene con un tinto Megala, de las bodegas Enguera, un vino elegante, redondo con toques de ciruela pasa, con buena acidez y con el toque justo de madera. Buen plato.

Como postre viene un polo de calabaza asada con una crema de algarroba y pipas garrapiñadas junto a unos pequeños bizcochitos. Es un platazo, un postre tremendo, nada dulce y que remata a la perfección la comida. Viene con un vino dulce: El Seque dulce, un vino dulce tinto hecho con monastrell. Pese a su dulzor, no satura porque tiene un toque fresco por el toque de balsámico. Y pese a lo rico que estaba el vino, no le hace ni sombra al postre: le acompaña a un metro de distancia.

Andrés remata la comida con su consabido ristreto. Nos ofrecen un digestivo y nos animan con una moscatel de las Bodega Teulada, Moscatel Reserva Càntic del sol. Un delicioso moscatel que, pese a no ser muy amante de los vinos dulces, consigue que lo apure hasta la última gota.
 


 

lunes, 19 de octubre de 2020

16 de octubre de 2020. Galipán espai culinari c/Conde Altea, 13 CP 46005, Teléfono 960708313

Este viernes vamos a comer en un local de cocina fusión. Mezclan cocina latinoamericana, asiática y mediterránea pudiendo encontrar platos habituales en estas cocinas. 

Llegamos juntos (si, algo inaudito) y tenemos una mesa cerda de los ventanales. Juan Carlos, dueño y la persona que nos atenderá durante toda la comida, nos indica que lo que en este local se anima a compartir los platos para poder degustar recetas diferentes. No hace falta que nos anime a ello, nos encanta compartir platos y así llegar a probar más sabores.

Nos pedimos unas cervezas mientras inspeccionamos la carta. Estas vienen con unas aceitunas aliñadas. 

Como compañero de mesa pedimos un vino valenciano, Bobal en Calma 2018. Como su nombre indica es un vino ligero, fácil, sin aspiraciones a ser el actor principal de la comida. Buen acompañante para no apoderarse de los platos.

Y vamos a lo importante.

Ceviche de corvina. Un ceviche con una excepcional leche de tigre: sabrosa, con toque de picante, muy aromática. Como curiosidad: la batata viene al dente y en dados lo que hace un toque crujiente muy interesante sin perder el dulzor habitual. El contra es que el maíz son nuestros conocidos quicos y no sus choclos o sus cancha. Aun así, altamente recomendable. Viene acomapañado de pan tostado y totopos.

Pulpo a la brasa con acompañamiento de puré de batata. Francamente bueno. Muy tierno y muy asado lo que potencia su sabor. 

Saquitos crujientes de cordero: saquitos de masa brick rellenas de trozos de cordero bien guisados, muy sabrosos, tierno y delicioso sabor. Nos encantan.

Gyozas de rabo de toro. Las típicas empanadillas japonesas, rellenas de nuestro típico rabo de toro y sobre la salsa del guiso del rabo de toro. Para repetir y repetir este plato.

Tartar de atún.  Cubitos de atún aderezados con mahonesa de wasabi, soja dulce y piña (si, piña y le va como anillo al dedo), cebolla crujiente y guacamole. Muy muy bueno.

Entrecot de vacuno al grill. Viene acompañado de yuca frita y emulsiones de distintas salsas más o menos picantes. Como nos gusta el picante, le pedimos algo más subido de tono. Nos trae una salsa de habaneros que hace la delicia y le va a la carne (y a lo que sea) fantásticamente bien.

Y llegamos al postre. Tenemos una panacota de chocolate blanco (que hace las delicias a todos los golosos), un mouse de café (fina y deliciosa como siempre) y un tremendo mouse chocolate negro (sólo para amantes del chocolate negro).

Para acompañar estos postres nos invitan a un digestivo. Andrés se inclina por un ron venezolano y yo por un bourbon. 

Esta vez, y sin que sirva de precedente, Andrés no remata la comida con su consabido ristreto.

Buena y divertida comida con un recorrido gastronómico por distintos platos pertenecientes a distintas cocinas.


 

domingo, 18 de octubre de 2020

25 de septiembre de 2020. Manaw c/ Adressadors, 10 Tf 960691632

Este viernes vamos a comer en un local con cocina nikkei, la mezcla sensacional entre la cocina japonesa y la peruana. Es un local no muy grande en pleno centro de Valencia y rodeado de muchas franquicias. 

Llego apenas unos minutos antes que Andrés y nos disponemos a disfrutar dejándonos llevar por las propuestas que nos sugieran.

Quien nos atiende nos propone que degustemos el menú gastronómico que tienen. Lo leemos y nos parece estupenda propuesta. Para acompañar el menú,  nos decidimos por un cava que siempre es un buen amigo con cualquier plato. Es un cava natural Els Vinyerons Pregadéu ancestral Xarelo 2018, un cava ligero, fresco, fácil y que no intenta (ni por asomo) llevarse el protagonismo de la comida. Buen compañero.

Y vamos a lo importante.

Comenzamos con un pisco sour con albahaca y jengibre: fantástico pisco sour, más fresco que el clásico y con un toque picante que lo hace muy interesante.

Yema de huevo a baja tempertura con crujiente de pan bao y salsa sukiyaki (salsa de soja, vino de arroz, azúcar y especias. El resultado es una salsa con sabor fuerte con un toque dulce). Plato delicado pero muy sabroso. Comenzamos bien.




Tiradito poblano de vieiras braseadas con salsa de tomatillos verdes. Las vieiras en su punto, poco hechas para que mantengan su textura y sabor y pese a lo delicado de su sabor, este ensambla a la perfección con la sopa sobre las que están dispuestas. De nuevo el toque picante del plato nos sigue anclando a los sabores peruanos. Fantástico plato.

Causa de pulpo con puntos de mayonesa japonesa y de aceitunas de botijo. Causa más sabrosa que la usual de atún. Muy rica.

Gyozas de langostinos y queso en salsa del norte de Perú: deliciosas gyozas bien rellenas con una espesa salsa con potente sabor a asado. Deliciosas.

Y vamos a los niguiris.

Salmón soasado con teriyaki y mayonesa japonesa con huevas de ¿trucha?. De  un bocado, maravilloso donde al ahumado del salmón está presente sin saturar el bocado. Además, viene a una temperatura fantástica.

Filete de boquerón marinado. Delicado y con un fantástico sabor.

Y llegamos al plato fuerte: bacalao negro en miso y packchoi a la llama. El bacalao es una delicia: tierno, sabroso e invita a seguir y seguir. Vicioso como él solo.

Niguiri de atún con crujiente de espárrago (en tempura) y más cosas que no recuerdo. Pero si, estaba delicioso.

Y llegamos al postre: un milhojas de membrillo y queso al jengibre. Crujiente, cremoso, dulce y picante ¿se puede pedir más? pues sí, unas mistelas para acompañarlo.

Andrés remata la comida con su consabido ristreto. Mientras apuro la última media copa de cava.

Al final, tenemos una muy agradable conversación con Miguel, uno de los chefs del local. Me gusta mucho este local y me gusta mucho lo que hacen. Seguro vuelvo muchas más veces.


viernes, 18 de septiembre de 2020

11 de septiembre de 2020. La Salita C/ Pedro III El Grande, 11 Tf 963817516

Este viernes nos vamos a dar un homenaje. Vamos a comer en el restaurante de Begoña Rodrigo en su nuevo emplazamiento, una casa valenciana del siglo XVIII en plena capital, en el barrio de Ruzafa. Hoy llegamos casi juntos. Sergio nos va enseñando el patio para comer de manera más informal y tomar un buen cóctel por la tarde o después de haber cenado en la Salita. Seguidamentre, nos conduce al piso de arriba donde se encuentra el comedor.

 Nos ubica en una mesa y nos deja que nos atiendan el jefe de sala y el somelier.

Y vamos al extenso menú de hoy.

Nos ofrecen agua, elegimos agua con gas, y dos de los diferentes panes para poder acompañar los platos. 

Andrés escoge uno de masa madre. Me decanto por un pan alemán de centeno. Ambos buenos, buenos. 

De entre los diferentes menús cerrados, nos sugieren el menú Rodrigo, menú que consta de 12 platos y para acompañarlo de entre la oferta de vinos tranquilos o espumosos, nos inclinamos por las burbujas nacionales: Raventós i Blanc La Finca. Un cava con una burbuja muy fina, nada imperiosa, muy cremoso y delicado pero que limpia nuestro paladar para que cada plato sea volver al inicio.

Como detalle de la casa un mejillón con su caldo y algas: bocado de mar y más mar.

Cómo no, la tiara, plato emblemático de la cocina de Begoña: berenjena asada con salazones, encutidos, yema curada y aceite emulsionado.


Los aperitivos: berlina de huevo frito con anguila (para mí, uno de los mejores), lámina crujiente con brandada de bacalao, aguacate en salmuera con crema de puerros y huevas de salmón, maki de coliflor con cítricos y tiritas de calamar (para mí, el segundo mejor), champiñón saté y tartar de navaja. Todos deliciosos, para todos los gustos y paladares. 

Son pequeños bocados de sabor y diversión. Aconsejo tomarlos con calma,  con los ojos cerrados y con los dedos. Y en silencio.

Y comienza el desfile de platos.

Ensaladilla de ostra en textura: una ensaladilla con sus encurtidos y su patata, con sus trocitos de ostra y una gran ostra como boina del plato. Para suspirar.

Sardina a la brasa sobre berenjena a la llama y sardajo y helado de ajo blanco. Seguir las precisas indicaciones de cómo tomar el plato: primero por separado y luego mezclar y jugar con los sabores. Delicioso.

Las algas y la sepia valenciana: sepia, salicornia, espirulina y codium (las algas). Las sepias muy sabrosas y muy poco cocinadas para sacarles todo su sabor de mar. El mar en cada bocado.

Menestra de verduras y percebes: un mar y montaña en toda regla. Percebe, algas, brócoli, hinojo, alcachofa. Cada bocado una sorpresa, una textura, un sabor.

Merluza de Celeiro: merluza curada, alga y caviar. Rotundo sabor de merluza, en su punto, delicada y presente, napada con una salsa repleta de caviar. Seguimos degustando mar y más mar.

Lenteja de aceite en all i pebre. Pasta de aceite con forma de lenteja con una impresionante salsa de all i pebre. Para comerse un plato hondo de los de casa. 

Tallarines vegetales. Bajoqueta y calabacín hechos tallarines, con sabroso kimchi, que proporciona un toque picante, y unas lascas de champiñón. Un plato estrella merecedor de permanecer en la carta. Soberbio.

Raviolo guisado de vaca. Pasta fresca, rabo de vaca guisado y trufa. De-li-cio-so. 

Y llegamos al final, con un postre de melocotón, hierbaluisa, brevas y lascas de parmesano. Mezcla divertida de sabores que se encargan de potenciarse unos a otros.

Andrés no termina con su consabido ristreto pues el local solo dispone de cafe en capsulas. Decide pedirme un Lagavulin de 16 años. Mejor remate de esta fantástica comida, no puede haber. Decido compartirlo con él porque sé que le gusta mucho.

Esto viene acompañado de petit fours: pequeños bocados dulces de muy distinto tipo, sabor y textura. 

Cuando nos marchamos nos encontramos con Begoña y tenemos una muy agradable conversación. Nos conocemos hace muchos años, cuando La Salita estaba en su anterior emplazamiento ( http://elmiercolestoca.blogspot.com/2007/08/mircoles-1-de-agosto-de-2007-la-salita.html ) ¡cuánto hemos crecido! ¡cuánto ha crecido la cocina de Begoña! Nos comenta que dentro de nada comienza el cambio: a utilizar mucho más las hortalizas y verduras, seguirá utilizando el pescado y dejará la carne sólo para aquellos clientes que la soliciten, consiguiendo así su deseo de llevar a lo más alto a las hortalizas. Nos encantará volver y probar ese cambio. 

El sitio es fantástico, la comida fantástica y el disfrute tremendo. Volveremos.