miércoles, 27 de junio de 2018

15 de junio de 2018. Kuzina c/ Conde de Almodovar, 4 Tf 960013554

Este viernes vamos al centro centro de Valencia a un local de cocina griega que lleva abierto unos cuatro meses (antes estaban más en la antigua zona de tascas en un local muy muy pequeño). Llego temprano y me adentro en un local blanco, luminoso, muy mediterráneo. Me dejan escoger entre las mesas que tienen de dos comensales y me quedo esperando tomando una Ambar Export (una cerveza tostada muy rica) y unas deliciosas aceitunas kalamata mientras ojeo las cartas.
Pido ayuda porque no se si lo que voy a pedir es mucho o me quedo corta y, sobre todo, para que me asesoren sobre el vino (no tengo ni idea de vinos griegos). Fernando nos atenderá para tomarnos nota y será quien me asesore sobre los platos, cantidades y vino.
Cuando llega Andrés el restaurante está lleno. Le ponen otra cerveza y comienza lo importante.
Como compañero de comida pedimos un vino tinto griego Kanenas del 2015 realizado con uvas mavroudi y syrah: en nariz realzan notas dulces de frutas maduras, en boca es goloso, con buena acidez y se irá volviendo más complejo a medida que se airee y que coja mayor temperatura (venía muy frío). Es una botella muy bonita y tiene la curiosidad de cómo se abre la cápsula de la botella : tienen un tirador como algunas botellas de cava por lo que el corte es limpio, recto y no quedan esas , horribles destrozos que a veces ocurre al cortar la cápsula.
Pero vamos a lo importante.
Como detalle de la casa viene un bocado de sandía con queso feta y gotas de vinagre balsámico que nos abre el apetito y el gusto.
Como aperitivos pedimos unas croquetas de calabacín y queso feta (kolokithokeftedes) con salsa tzatziki y otras de zanahorias con puerro y queso feta (karoltokeftedes) con salsa de remolacha. Ambas deliciosas y si tengo que quedarme con unas...las de zanahorias. Francamente buenas.
Como plato fuerte una degustación de carnes. Es una fuente con tres tipos de carnes diferentes, guarnición de patatas, cebolla roja y pimientos, pan de pita, salsa tzatziki y otra de mostaza y miel (deliciosa). Las carnes eran: souvlaki (brocheta de pollo), loukaniko (como una longaniza muy especiada) y giaourtlou  (carne picada de cerdo, cordero y ternera). Nos dijeron el orden en el que debíamos comernoslas y así lo hicimos jugando a mezclar con las salsas y con limón. Cuando llegamos a la giaourtlou Andrés se dio cuenta que estaba poco hecha. Nos retiraron la bandeja y volvieron a traerla con todo caliente y las carnes bien hechas (ya se sabe que la carne picada de cerdo y demás, a ser posible, bien cocinada).
De postre pedimos un galaktooureko: pastel de láminas de masa filo rellenas de vainilla. Los extremos estaban ricos, se notaba el crujiente de la masa filo pero el centro estaba muy denso: la vainilla y las láminas de filo se habían asociado de mala manera. Les comentamos que no era de nuestro agrado (nos preguntaron el por qué. Está bien que en cocina sepan lo que puede tener de bueno y de malo los platos que están sirviendo) y pedimos unos baklava que siempre están deliciosos. En efecto, estaban soberbios: crujientes, llenos de pistachos y con bastante miel. Fernando, quien nos ha retirado el postre y hablado sobre él, nos comunica que ha quitado de la cuenta el anterior postre. Gran detalle.
Andrés remata la comida con su consabido ristreto mientras remato el último trago de mi kanenas.
Sitio para amantes de las kalamata, el queso feta, la salsa tzatziki, y la carne con muchas especias. Nos ha gustado.






viernes, 1 de junio de 2018

1 de Junio de 2018. Kamon c/ Conde Altea, 42 Tf 963 25 48 39

Estamos un viernes más buscando el local donde vamos a comer. No es un local nuevo pero se han trasladado a uno (al lado del anterior) más grande, luego más cómodo.
He llegado muy temprano y las terrazas y locales todos están preparados para comer, así que busco una terraza donde tomarme una cerveza. La encuentro en la esquina, en la Santa. Allí hago tiempo hasta la hora de comer.

Y vamos al nuevo local de Kamon: más espacioso, con mejor distancia entre mesas...me gusta mucho. Además de una barra donde se observa como se elaboran los platos. 
Pero vamos a lo nuestro.

Por tercera vez, las bodegas Faustino nos envían una botella para que hagamos una cata. Es un tinto un Organic Wine del 2017 con un fantástico tapón de rosca.

Parece que no es para nuestro mercado (el español). Reconozco mi gusto por los tapones de rosca: si el vino es como quiero que sea, si no es para guarda, si así está bien, tapón de rosca. Nos ahorraremos todo el problema con los tapones de corcho y sus disgustos cuando estropean un vino.

Vamos a la cata. Es un vino limpio, con un buen tono brillante y de color cereza. A copa parada, la nariz es poco expresiva: moras y arándanos pero verdes. En movimiento el vino se torna mas alcoholico. Ahora bien, en boca: balsámico, goloso, fácil con buena acidez y lo suficientemente manso como para acompañar estos platos sin eclipsarlos. Sin duda un vino joven adecuado para adentrarnos en los tintos y crear tendencia.

Y ahora vamos a nuestra comida.
Pedimos el menú Kamon para disfrutarlo. De ya me disculpo porque probablemente no ponga correctamente el nombre de los platos y mucho menos pueda describirlos porque son de una complejidad importante. Pero lo intento.

Para comenzar, además, para el maridaje cromático pedimos un par de copas de vino blanco godello Luar do Sil: vino fácil. Viene muy frío y debemos calentarlo con las manos para notar su contundencia, su acidez  y su complejidad. Pero vamos a los platos.
Chawan Mushi: un flan de pescado, con aceite de trufa y otros ingredientes. Muy bueno. Podemos tomarlo con blanco o tinto al contener los tonos rojizos de la salsa.
Tartar atún y salsa ponzu: fantástico tartar con muchos ingredientes para hacer un tartar divertido. El tinto le va de maravilla.
Gyozas de carne: gyozas rellenas y fritas. Crujientes. Buen plato. Tinto.
Gyoza, tempura cococha, tofu-an hijiki: fantástico plato. Buenos ingredientes, buena composición y delicioso resultado. Blanco.
Tantan ramen parmigiano: resumiendo, ramen. Plato para los amantes del ramen: contundente, sabroso, lleno de 'tropezones'. 
Nigiri de salmón con trufa, de dorada con pesto al aroma de naranja y maki de langostino. Platazo de nigiris y makis...sin palabras. Impresionante el sabor, la textura...nos ha encantado.
Maki de pato con espuma de gorgonzola (para morirse de bueno) y (el mejor de los mejores), nigiri de foie con arroz al vino tinto (para morirse del gusto). Esta última bandeja nos deja sin palabras. Pese a no tener nada de hambre hubiéramos repetido y tripitido. Son un vicio.
Como postre nos pedimos los dos que hay para poder hablar de ellos: crême bruleê con sake kasu y brownie con espuma y helado de té de jazmín. Ambos deliciosos pero el brownie (pese a ser chocolate) resultaba más refrescante que el de cremê bruleê. Pero ambos ricos porque no son demasiado dulces.
Andrés remata esta fantástica comida con su consabido ristreto (esta vez sólo pide un café muy cargado). Yo remato el tinto faustino que aún queda en mi copa.
Buen sitio para los amantes de la comida japonesa pero reconvertida, sorprendente, mediterránea y además... Para volver.