Vamos un grupo de amigos a cenar a este céntrico restaurante.
Nos dejan con las cartas y nos disponemos a pedir. Vamos a compartir todos los platos por lo que decidimos pedir cosas de picar al centro de la mesa.
Después de leer y llegar a acuerdos, pedimos:
Titaina con tostas (siempre un plato que encanta) y humus con regañás (muy bien condimentado)
Flor de alcachofa con velo de jamón. Las alcachofas, si gustan, siempre están buenas y la flor de alcachofa es una receta fantástica. Muy buenas.
Coca d´oli con espencat y sardina anchoada, es decir, una coca de aceite con pimiento y cebolla asada y una sardina tratada como si fuera una anchoa. Coca con mucho sabor. Muy buena.
Calamar de playa a la plancha. Un hermoso calamar cortado para que la plancha haga su magia y lo convierta en un plato delicioso, con toques crujientes y tiernos por dentro, lleno de sabor a mar. Fantástico plato.
Figatel con hojas verdes y cebolla caramelizada. Tratado como si fuera una mini hamburguesa y presentado como tal. Figatel tierno, bien especiado. Una buena tapa.
Todo ello acompañado por un cava, Sumarroca del 2020, de burbuja fina, equilibrado, que acompaña a la perfección los platos de nuestra cena (excepto las alcachofas, que ya sabemos que se llevan mal con casi todos los vinos y todos los cavas).
Con los cafés diversos, nos traen unos rollitos de anís que saben a infancia, a pueblo, que hacen un buen remate a nuestra cena.
Pese a ser un restaurante céntrico, se libra de haber sucumbido a las franquicias y los menús idénticos de muchos locales de la zona. Buena noticia que mantengan platos eminentemente de la zona.
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