domingo, 22 de diciembre de 2019

20 de diciembre de 2019. Restaurante Chez Wladimir C/ Conde Altea, 46 Valencia ☎️ 603 86 05 75


 



Este viernes vamos a un restaurante francés. Lo encuentro sin problemas y al llegar el local está aún vacio. la decoración es escasa, muy blanca, muy poco detalle.
Bueno, me ubican en una mesa de dos (¡redonda! mala idea) y me pido una copa de cava mientras espero a Andrés. El que tienen por copa es un Pago de Tharsys Millesime Rose. El cava está bien aunque le falta frío.
Llega Andrés sin apenas haberle dado un sorbo a mi copa de cava.
Nos va acompañar en esta comida un cava Muestres els cupatges Brut Reserva Especial: fácil de tomar pero con caracter y una acidez que limpiarán nuestras papilas de plato a plato.
Decide que pidamos el menú de almediodía y algún plato de carta. El menú consiste en dos primeros  elegir y dos segundos a elegir.
Como detalle de la casa nos ponen un par de mejillones gratinados con pan, ajo y perejil. 
Como entrante, y fuera del menú, pide un foie gras de canard con confitura de cebolla roja. El foie está impresionante y la confitura de cebolla roja le sigue de cerca.
Los dos primeros son sopa de cebolla y carpaccio de ternera. Después de amenazarle con que no le daría a probar mi carpaccio (yo sopa...no) decide pedir dos carpaccios. Si gusta la carne, y sobre todo la carne cruda, siempre es un plato ganador. Está francamente bueno aunque creo le sobraría esos hilos de crema de vinagre de módena que restan sabor a la carne y al parmesano.
Pedimos los dos segundos que hay en carta para compartirlos. 
Una pierna de pato con salsa de naranja y patatas a lo pobre. El pato está muy muy tierno. La salsa tiene ese puntito dulce y a la vez ácido. Francamente buena. 
El otro plato fuerte es un cordon Bleu de jamón y queso también acompañado de patatas a lo pobre. Pese a que la pechuga siempre es un trozo del pollo excesivamente seco esta estaba muy jugosa y el relleno le aportaba sabor y más jugosidad. 
El menú llevaba incluido el postre pera en salsa de caramelo. Postre para los golosos, golosos. La salsa de caramelo es dulce, muy dulce. Hace las delicias de Andrés. Viene con un helado de vainilla para mitigar algo el exceso de dulce.
Fuera del menú Andrés pide una tarta tatin (¿cómo no?). Muy, muy rica. Con abundante manzana bien caramelizada pero no excesivamente dulce. Le acompaña su inseparable helado de vainilla. 
Este postre, Andrés siempre lo pide con su Calvados. Lamentablemente casi nunca le conceden su antojo. Hoy si, le ponen su chupito de calvados. El mio de Jack Daniels.
Andrés remata la comida de viernes con su consabido ristreto.
Habrá que volver para degustar más platos franceses que tienen en carta y que resultan muy apetecibles ;-)





sábado, 7 de diciembre de 2019

29 de noviembre de 2019. Huerta y Huerta by Ramonet c/ Cádiz, 61 Tf 960211173

Un viernes más vamos en busca de un local nuevo para nosotros. Este lleva justamente un año abierto. 
Llego la primera. Me recibe Francesca que será la que en todo momento atienda nuestra mesa salvo salidas de su cocina del chef (Ramonet Monfort) que también vendrá a nuestra mesa a preguntar, comentar o sugerir.
Me pido una copa de vino blanco, un meseguera, mientras miro la carta y voy diseñando lo que será nuestra comida. Una vez lo he diseñado, pido consejo si es mucho o poco lo que estoy pidiendo. En ese momento se acerca Ramonet a comentar los platos que estoy eligiendo y sugiriendo alguno que cree nos puede encantar.
El local es blanco, tanto pareces como mobiliario lo que da sensación de amplitud y ligereza. En las paredes hay dibujos en negro pero  sin atentar contra la prominencia de blanco.
Como compañero de mesa nos pedimos un cava, un Marrugat Gran Reserva Brut Nature de las bodegas Pinord.
Los cavas de esta bodega son muy sorprendentes. En este caso es un cava con sabor contundente, burbuja muy fina que le aporta frescura y una persistencia que enamora. Nos encanta.
Y vamos a lo importante.
Como entrantes comenzamos por un patacón con ceviche de gamba rayada: plato fresco, con una salsa agridulce con chile que le da un punto canalla al plato. Un patacón mejorable.
Croquetas de pollo, jamón y almendras.
No son las típicas croquetas. No están rebozadas y fritas, es el relleno con un poquito de bechamel y espolvoreadas de quicos machacados. Buen sabor con buenos trozos de pollo. 
Tremendo huevo trufado sobre un puré de patata super fino. Plato simple pero siempre resultón y delicioso. 
Gyozas de conejo al ajillo con crema de naranja. Qué bien se lleva el conejo y la naranja. Esta le aporta un punto ácido que le va tan bien al conejo. Unas gyozas con relleno de siempre. Muy muy buenas.
Steak tartar con tuétano al estilo asiático. Y cómo nos gusta el steak tartar. Esta vez el tuétano estaba ya mezclado en el steak tartar volviéndolo más cremoso y con un exquisito sabor a tuétano. Sólo para amantes del steak tartar.
Increíble solomillo de ternera tournedó con tomillo, panceta ahumada y patatas rehogadas con chalotas y tiras de pimiento verde. El solomillo tremendamente tierno con un excelente sabor a panceta y en el punto que deseábamos. muy muy poco hecho pero no frío. Delicioso.

En este punto sale Ramonet y nos propone otro postre del que habíamos pedido. Nos fiamos y lo pedimos: una roquilla francesa en mantequilla con helado de lima y una sopa de frutas ácidas. Muy buen postre, nada empalagoso y lleno de matices en texturas, temperaturas y sabores. Muy rico.
También nos propone un cóctel para terminar bien la comida: con cachaza, arándanos rojos, granada y más cosas: refrescante pero potente, aunque entra como si nada. 
Andrés remata la comida con su consabido ristreto. Mientras me deleito con el cóctel.
Buen sitio, buena comida y un chef con muchas ganas. Mezcla ganadora.














domingo, 17 de noviembre de 2019

15 de noviembre de 2019. Hikari Yakitori Bar c/ De Tomasos, 18 (no admiten reservas)

Este viernes vamos a un local japonés. Su filosofía es la de  las tabernas japonesas donde comer a buen precio y con una rotación constante de comensales. Su especialidad son las brasas y los yakitoris (brochetas a la japonesa).
Llego la primera y mientras espero me pido una copa de vino blanco, un godello Grego de Monaguillo: con buena acidez. Correcto. Como si Andrés hubiera estado en la esquina observando y antes de que pueda tomar el segundo sorbo de mi copa de vino, entra Andrés y, claro está, se apunta al vino blanco.
Nos hacen pasar a la parte de dentro del local para que estemos más cómodos. Son pequeñas mesas y pequeños reservados con mesas para cuatro comensales o algunos más.
Nos dejan con las cartas (hay menú al mediodía) y el vino. 
Nos atenderá Adriana y Arantxa (jefa de sala) vendrá a nuestra mesa en alguna ocasión para explicar o comentar algún plato o ingrediente.
Como vino, nos decidimos por un conocido mio (además de conocer al dueño de la bodega): Convento Oreja un Ribera del Duero con buena textura, buen sabor y una permanencia considerable pero lo suficientemente amable como para molestar poco a los platos que vamos a degustar.
Para comenzar pedimos unos edamame con sal y picante (en las mesas hay una bandeja con una mezcla de especias incluida una picante, una pimienta japonesa muy aromática y algo cítrica y más sal maldom por si apetece). Como siempre el edamame es entretenido, delicioso y con el picante, una delicia. Y con el toque brasa, francamente buenos.
Al final nos decidimos porque sea el chef quien decida los yakitoris que vamos a tomar. Esta selección es de 6, así que pedimos doce para completar toda la comida.
Los yakitori vienen de dos en dos por lo que no damos ocasión a que se enfríen.
Los primero son uno de tomate cherry con bacon y una berenjena con sésamo. Tengo un problema con la acidez del tomate y dicha acidez la noto muchísimo más cuando el tomate está cocinado. Así, que si, me como uno de los tomates pero el otro se lo cedo a Andrés. Es un pincho que está bien pero no está hecho para mi. El de berenjena es muchísimo más sabroso, con buen sabor a brasa. 
Los dos siguientes son uno de costilla de ibérico a la barbacoa (sabroso y con una carne tiernísima) y un muslo de pollo (por el sabor a brasa lo hace algo especial)
Uno de sepia con mayonesa yuzu (de los que más me gustaron) y un solomillo con sal maldom (el solomillo no necesita nada más, buen fuego y sal maldom)
Setas shitake (el sabor de las setas asciende unos puntos al pasar por brasa) y muslo de pollo con cebolleta (la cebolleta le añade un plus al pollo)
Costilla de ibérico a la barbacoa (no nos importa repetir este yakitori) y sukine (como una albóndiga de pollo bien especiada que viene con una yema de huevo con la que  hay que impregnar la albóndiga. Yakitori sabroso por las especias y original por lo de la yema).
Y los dos últimos fueron de entrecot de buey con mayonesa de mostaza (de-li-cio-so) y repetimos el de calamar con mayonesa de yuzu. Para mi el par ganador.
Como postre nos pedimos un milhojas  con nata montada con yuzu y jengibre. Para mi que no soy golosa, me pareció un postre divino: las hojas masa filo  muy crujientes y poca cantidad  lo que lo hace muy ligero y esa nata con el toque picante del jengibre y la acidez dulzona del yuzu se vuelve soberbia. Muy buen postre.
Andrés pretende tomar café, pero aquí no sirven café. Por lo que nos pedimos ambos un té verde. Pero para redondear la comida pedimos unos digestivos: un sake (Taru sake) para mi, tremendamente ligero y aromático y un licor de cerezas para Andrés.
De la carta faltan por descubrir muchos otros platos, así que volveremos, aunque sea por separado.

martes, 12 de noviembre de 2019

25 de octubre de 2019. Origen C/ Martín el Humano, 2 Tf 963855003 - 647622926

Si, si, seguimos por aquí aunque a veces parece que ya no estamos en la búsqueda de nuevos locales. Nada de eso. Seguimos aunque los aparatos electrónicos se pongan en nuestra contra, aunque el trabajo se ponga complicado en horarios para salir a comer el viernes, aunque las vacaciones, las catas, los viajes de placer y la familia nos lo pongan un poco difícil. Seguimos.
Este viernes hemos ido a un local que lleva unos meses abiertos (cinco para ser exactos). El local antes fue ocupado por otro restaurante de corte más clásico en cocina. Bueno, no me adelanto.
Llego la primera y me dejan elegir mesa. Pido una cerveza (me traen una 1906 con aceitunas y encurtidos) y me dispongo a esperar.
Beni es quien está al tanto de las mesas. Paco está al mando de los fogones (es el chef y ha estado en restaurantes tan atractivos con Tastem y Komori así que su 'vena' japonesa debe salir en sus platos). Les pido las cartas para ir confeccionando nuestra comida.
Cuando abro la carta de vinos me quedo con uno que hace mucho que no invitamos a nuestra mesa: Santa Rosa del 2016 Un tinto de la D. O. Alicante elegante, sabroso, tranquilo pero presente. Nos encanta.
Y vamos a lo importante.
Fuera de carta nos ofrecen un ceviche de berberechos con huevas de tobilco (huevas de pez volador): ceviche diferente con unos berberechos de buen calibre y sabor. Plato fresco y sabroso.
Deliciosas vieiras glaseadas con verduras al wok: el plato es estéticamente precioso pero además las verduras están al dente y con profundo sabor en cada una de ellas. Las vieiras ¡tremendas!
Impresionante steak tartar de solomillo de frisona con tuétano a la brasa. Plato para los amantes de la carne, carne y que tengan buen apetito. Es un plato para compartir y yo diría que entre más de dos personas. Está soberbio pero es potente.
Entrecot: lomo bajo de vaca frisona con 45 días de maduración. Viene en su punto (bueno, en el punto que nos gusta...casi cruda pero no fría), tierna, muy tierna y muy sabrosa. Buen plato de carne.
Como estamos excesivamente llenos para ir a un postre potente nos animamos con una manzana granny Smith: un trampantojo de manzana con helado, buena acidez y refrescante. Damos buena cuenta del postre. Nos lo acompañan con un Oporto Dow's Late Bottle Vintage Port del 2011 que si la memoria no me falla, nos gustó.
Andrés remata la comida con un ristreto pero nos decidimos por algunos digestivos: Zarate, aguardiente de hierbas para Andrés y un whisky japonés Nikka para mi que me enamora.
Buena comida, buen hacer y entusiasmo, todos buenos ingredientes para hacernos disfrutar.















domingo, 29 de septiembre de 2019

27 de septiembre de 2019. Sonata 32 c/ Colón 32 Tf 670532030

Hoy vamos a uno de los nuevos locales de Valencia. Estamos asistiendo a algo que en Valencia aún no ha calado pero al que asistimos a su despertar: Comer en los excelentes restaurantes de los hoteles Valencianos. Pues ya se está apostando que las cocinas las dirija un buen chef para que sus creaciones atraigan a propios y extraños. 
Estamos en el hotel NH Collection Valencia Colón y vamos a su restaurante Sonata 32 para disfrutar de los platos elaborados por la manos de Carlos Monsonis.
Llego la primera y me dejan escoger la mesa. La sala es acogedora, muy buen decorada (nada minimalista), con buenos detalles, contrastes de colores. Trabajo elaborado en exclusiva por el  decorador e interiorista Lorenzo Castillo.
Pido una cerveza y me dispongo a esperar. 
Rebeca, jefa de sala, nos atenderá durante toda la comida. También estará pendiente de mantener nuestras copas de vino en la justa medida.
Llega Andrés. Ya es conocido en este local por lo que sabe qué vamos a pedir. Nos decantamos por le menú degustación de 5 pases y con dos vinos diferentes: uno blanco (José Pariente del 2018. Un verdejo que siempre nos encanta) uno tinto (Áster del 2014. Un ribera del Duero elegante, carnoso, amable y de permanencia larga y profunda. Delicioso).
Y vamos a lo importante.
El menú lo comenzamos siguiendo con las cervezas (Heineken) que viene con unos cacaos y unos encurtidos caseros.
Nos sirven un pan de masa madre (lo hay de calabaza y normal; nos decantamos por el de calabaza) y con un aceite de oliva virgen extra Canetera de Castellón. Comenzamos muy bien.
Ensaladilla rusa con atún rojo, yema de huevo y aove de canetera (un aceite de Castellón). Plato fresco, delicado. El atún está cremoso y con buen sabor. La ensaladilla es soberbia.
Sinfonía de verduras con foie escabechado. Varias texturas en las verduras y varias formas de elaborarlas lo que hace que cada bocado sea diferente. El foie escabechado es una sorpresa: qué bien le sienta ese ligero escabechado. 
Gallo de San Pedro sobre un suquet de mejillones. El pescado está en su punto y el suquet nos lo terminamos a cucharadas.
Como plato de carne nos sirven "el cochinillo y sus manitas". Es una receta de la abuela del chef. El cochinillo tiene la piel super crujiente y la carne muy tierna y sabrosa. La salsa son las manitas deshuesadas y trituradas con almendras y hierbabuena. Casan a la perfección. Plato delicioso. Para mi es un plato imperdible.
Y llegamos a los postres. Nos ponen dos diferentes para que probemos algo más de la carta. Un tocinillo de cielo que lleva una salsa con muy buena acidez lo que convierte este postre en algo tremendamente delicioso (incluso para los no golosos) y "herbes" un plato confeccionado con las distintas hierbas de nuestra zona: tomillo, azahar, etc en forma de helado y salsa. Postre ideal para los no amantes del dulce y los postres habituales. Es sorprendente.
Andrés remata la comida con su consabido ristreto que viene acompañado de dos pequeñas y ricas trufas. Despues pasamos a los cocteles, uno de los puntos fuertes de este establecimiento y que de los que sin duda, seguiremos hablando en lo sucesivo.