lunes, 22 de julio de 2024

La Tófona c/ Conde Altea, 9.




Este viernes repetimos en un local que nunca decepciona. Me encanta porque siempre hay cosas que me sorprenden, platos que me gustan ya en la descripción. Cocina de siempre, suculenta, con pequeños toques de modernidad. Lo que es innegable es que hay cocina, detrás de cada plato hay mucha cocina.


Pero vamos a lo importante. Para acompañar a los platos, pedimos cava, Juve Camps , cava impecable que seguro acompaña muy bien a todos los platos que vamos a degustar. 


Nos inclinamos por pedir platos para compartir. Así que vamos con ellos.

Croquetas de conejo al ajillo. Cremosas con no excesivo sabor a ajo. Muy ricas

Ensaladilla con sashimi de atún rojo. Bocado fresco y un delicioso sabor a atún.

Impresionantes cocochas de bacalao a la andaluza. Cocochas en tempura y con un toque de miel. Hacen un bocado soberbio. El mejor plato de la noche por unanimidad.



Puntillas con velo de panceta ibérica y yema. Un plato de mar y montaña pero que hacen un combinado sabroso y se acompañan sin desmerecerse cada uno de los integrantes.


Carabineros al ajillo de sobrasada con huevo estrellado. Este plato nos pilla ya sin apetito y pese a estar muy muy bueno, consigue rendirnos y casi no degustarlo como se merece. Por poner algún pero a algún plato, la presencia de la sobrasada se imponía al plato, comiéndose a los pobres carabineros con toda su finura de sabor.



Terminamos con unas mollejas de vaca a la brasa a l'ast. Porque nos gustan mucho las mollejas porque ya el apetito nos había abandonado desde hacía mucho rato Eran pocos trozos y conseguimos rematar el plato. Luis las hace acompañar de unos pimientos de piquillo salteados que terminan en una fiambrera para llevar. 


Todos los platos han sido acompañados por un muy buen pan de hogaza tierno, sabroso y muy de casa. Como me gusta que se cuide el pan tanto como los platos que salen de cocina. El pan ha venido con un par de aceites de oliva virgen extra de primera prensada en frio que nos hace entretenernos buscando esos sabores tan deliciosos a manzana verde y tomate de mata. 


Para rematar la cena nos pedimos unos vaqueritos de macallan que consigue rebajar un tanto la cena tan opípara que nos hemos comido.

Como he comentado al principio, un restaurante que no decepciona.








domingo, 7 de julio de 2024

Bar Ricardo. C/ del Dr. Zamendof, 16



Esta noche voy a cenar a un bar de tapas que tienen muy respetables mariscos. Ahora, permiten reservar pero hay dos turnos.   Como era jueves, pensaba que no habría mucha gente. Equivocación. Estaba todo reservado y todo se fue  ocupando en el turno  que tenían la reserva.   Cuando faltaban 10 minutos para que  nuestro   turno terminara,  vino el  camarero  y  amablemente  nos informó.   Así  que   hay que ser diligente, no perder tiempo ni en pedir, ni en cenar, ni en charlar, ni en nada.  Ellos atienden rápido.  Tú también debes serlo.


Bueno, al margen de la rapidez y los turnos, vamos a lo importante.

Para acompañar la cena, un cava Torelló tradicional. Buena entrada pero con un postgusto algo dulzón para mi gusto. Pero bien, acompañará a la cena.



Comenzamos con unas ostras Gillardeau nº1 tiernas, sabrosas. No necesitan de nada para estar deliciosas.

Después unas zamburiñas de escándalo. Bien planchadas y sin nada porque tampoco necesitan de ningún acompañamiento.

Un fantástico calamar a la plancha: tierno, muy gustoso. Nos traen la salsa Mery  por si queremos. No, no le hace ninguna falta.



Huevas de sepia a la plancha. Tiernas, bien hechas, con la textura que corresponde (algunas, a veces, están como demasiado cremosas. Estas tienen la textura masticable que es la que me gusta).


Sang amb ceba, sangre con cebolla. Tapa muy de la zona que hacía años que no comía (ni encontraba). Pese a estar buena y disfrutarla, voy con los peros. La sangre estaba demasiado cocida lo que hacía que su textura fuera crema. Excesiva cebolla. Me gusta pero estaba presente en exceso (y más cocida que frita) lo que quitaba mucho protagonismo al ingrediente principal, la sangre. Y bueno, llevaba muchos piñones. Pese a todo, la disfruté mucho.



Para rematar, y dado que no íbamos a pedir postre, nos pedimos un plato de queso curado (muy bueno) y una estupenda cecina de León, muy muy muy buena.

Bar con buenas tapas y una carta muy larga, para disfrutar sin agredir excesivamente a la economía personal.

miércoles, 3 de julio de 2024

Bottega Mansergo C/ de Sant Tomás, 18. 46003 Valencia



Esta noche de viernes vamos a una  bodega italiana.    Tenía antojo de pizza y    ya lo he saturado hasta dentro de una década. 

Estamos en el barrio del Carmen. Llegamos al restaurante y nos ubican en una mesa en la zona interior del salón. Nos dejan con las cartas para que vayamos eligiendo. Las cartas son largas, muy largas en lo que a pizzas se refiere. Vemos pocos entrantes y pocos vinos, todos ellos italianos.

Como vemos que hay un menú degustación, nos dejamos llevar y vamos a elegir unos entrantes y una pizza de cada tipo de los que tienen: esfera, la croccante y una blanca (para no ser con tomate que ya es más conocida). Aunque nos desviamos del menú degustación, de las pizzas que nos proponían,  pero mantenemos la estructura.

Como acompañante de la cena nos pedimos un prosecco Teresa Rizzi, para nuestro gusto, y pese a ser brut, tiene un final dulzón que no es mucho de nuestro agrado. Pero es lo que hemos pedido y nos lo quedamos.


Para entrantes pedimos parmigiana napoletana: berenjena laminada con parmesano y un tomate frito delicioso. El plato es fino, suave, y de fantástico sabor. Puede que fuera el mejor plato de la noche, junto a la pizza blanca. Pero no nos adelantemos.

El otro entrante fue una tabla de quesos y embutidos italianos: jamón de Parma, jamón crudo de Parma, salami Napoli, guanciale de cerdo toscano, gorgonzola, otro queso muy suave (sin sabor), mermelada y otra salsa blanca. La tabla contundente, el guanciale bueno, así como el jamón de Parma y el gorgonzola. El salami excesivamente graso y el queso, que no recuerdo el nombre, insípido. Para acompañar la tabla pedimos una focaccia sin nada para que hiciera las veces de pan.


Y vamos a las pizzas.  La esfera la pedimos de anchoa (la Cantábrica) con stracciatella de burrata, tomate confitado, anchoa cantábrica y emulsión de albahaca. La idea es buena y original pero falta relleno. Al final era una masa de pizza redonda con un poco de burrata, un asomado de tomate, una anchoa y algo de pesto. Se podría subir el precio y rellenar con más abundancia para conseguir un bocado interesante.


La pizza croccante es como una empanada: masa por los dos lados y rellena. La elegimos de Porchetta. Varios quesos, porchetta de Arriccia y patatas horneadas con romero. Interesante propuesta. ¿El problema? el exceso de patata que se llevaba por delante el sabor de todo el resto de ingredientes. En este caso, como en muchos otros, menos es más.

Y por último, una pizza blanca, la Bronte: mozzarella de leche pugliese, pesto de pistachos, mortadela Levoni, stracciatella de burrata y granulado de pistacho de Bronte. Pizza suave con una masa impresionante (de lo mejor). Muy interesantes estas pizzas blancas, sin tomate.


Además habían traído desde el principio, un aceite picante que consiguió elevar varios puntos aquellos bocados que no tenían un marcado sabor.

Pese a estar ahítos, no nos resistimos a pedir un postre para compartir: tiramisú casero. Pese a lo poco estético y lo difícil que es sacarle una buena foto, confieso que de sabor estaba francamente bueno, con un marcado sabor a café. 

Fin. 

martes, 11 de junio de 2024

Restaurante 2 Estaciones c/ Pintor Salvador Abril, 28


Comida en un restaurante que siempre da alegrías a los comensales. Buenos productos, buena cocina, creatividad y sorpresas en cada plato. 

Para no tener que ir eligiendo entre los innumerables platos que nos llaman la atención, decidimos un menú degustación que consta de un aperitivo, tres entrantes, un pescado, una carne y un postre.


Para acompañar al menú nos decidimos por cava. El primero en venir a nuestra mesa Roxanne, un cava brut reserva de la bodega Chozas Carrascal. Cava fresco con algo más de burbuja pero fina y refrescante, con buen regusto a fruta. Luego es sustituido por un Gramona Imperial Brut Gran Reserva, siempre impecable, siempre fantástico.

Nos ponen pan de masa madre (un pan gallego impresionante) con aove que devoro sin piedad.

Como aperitivo nos ponen una ensaladilla con toyina de zorra y lascas de atún. Bocado fresco y que nos deja con ganas de más.


Un plato de espárragos, trucha ahumada, naranja y cerezas,  y menta que se moja con un gazpacho de cerezas. Los espárragos, junto a las alcachofas, siempre me han parecido productos que combinan difícilmente con muchos otros alimentos. Tienen ese sabor que les hace desentonar con casi todo. En este plato, me volvía a resultar un elemento que iba por libre mientras los otro elementos jugaban en equipo. Pese a todo, buen plato.


Un plato de setas con espuma de bacalao que hace cerrar los ojos y dejarse invadir por toda la profundidad del sabor de dicha espuma. Fantástico plato.


Fabes con pollo al ajillo, crestas, yemas y parfait de pollo. Reconozco que el plato estaba muy rico pero no soy amante de las fabes, me cuestan. Las probé y muy bien cocinadas. Pero opté por tomar el caldo con el parfait de pollo y otros tropezones. 

Y viene el pescado. Impresionante merluza  con una patata mal chafada y el jugo de pimiento verde en salmuera. Este plato, para mi, fue el especial de toda la comida: punto de la merluza, impecable, la patata sabrosa y daba textura esos tropezones que se encontraban y el caldo...¡lo mejor! Potencia, sabor, pimiento en salmuera, fantástico. El plato es redondo e impecable. 



Terminamos con una carne que es un codillo con setas salteadas y no recuerdo de qué era el puré que tenía en la base. El plato esta delicioso.


Por fin llegamos al postre: curry de coco, fresas, albahaca y crema de sésamo. Fresco, sabroso y que no desmerece ante los platos anteriores.


Nos ofrecen un segundo postre para compartir: arnadí de zanahoria, almendras, piñones y canela. Tremendo postre para amantes de la canela.

Para volver y volver.  

martes, 4 de junio de 2024

Días en Castelló

He pasado cuatro días en Castelló. Necesitaba descansar y tomarme un fin de semana largo y que mi cabeza se aireara. Vamos, recargar pilas. Así que por las facilidades que tenía por cercanía, allá que voy.

Había pedido indicaciones sobre restaurantes que estuvieran bien y con ellas y con lo que fui buscando, me ha quedado un fin de semana de lo más gastronómico.



El primer día, fuimos al Grao de Castelló a La tasca del Grao. Luego me he enterado que ya no es lo que era. El local es muy grande, lleno de pequeños saloncitos lo que lo hace lo más agradable. Paneles de madera en las paredes, mesas bien vestidas y camareros supervisando que todo esté correcto, así como el chef que también va por las mesas hablando y recogiendo impresiones. Eso si, precios importantes en todo: platos y bodega. 

Comenzamos con unas anchoas: un plato con un crujiente de anchoa con su espina y el otro con una anchoa sobre un tomate confitado. Anchoas jugosas, bien de salazón. El crujiente estaba muy muy bueno.

Puntillas con ajetes, habas y alcachofitas. Las habas estaban muy tiernas (de hecho estaban crudas y me llevaron a la infancia, a pelar habas en casa y despistar más de una en mi boca), los ajetes siempre le aportan sabor y las alcachofas, bien, pero podrían no ponerlas para que no se apoderaran del sabor del bocado cuando estaban presentes.

Unas clóchinas al vapor. Plato siempre bueno cuando están poco hechas, como era el caso.

Unas zamburiñas asadas. Muy ricas.

Rodaballo al horno con su majado de ajos y verduras asadas. El punto del pescado impecable.

No soy de postres pero hubo una panacota enterrada en mermelada y un helado de vainilla con un café bien fuerte. 

Todo ello acompañado de un cava Juve Camps.

El segundo día, y después de pasear por la ciudad, visita a la tienda de vinos de Teresa (La Cambra dels Vins). Pudimos ver la tienda y todas las actividades que realiza. Y nos indicó un restaurante que a ella le parecía muy muy recomendable. Así, que siguiendo sus indicaciones, hicimos reserva y comimos en el restaurante Galicia. Una comida fantástica, tanto que tuvimos que volver para tener alguna foto de sus platos. 

Para acompañar la comida tomamos un AT Roca, cava que siempre convence y enamora.

Tomamos unos berberechos. Bien hechos, de buen tamaño pero les faltaba el caldito y les sobraba la lechuga para adornar el plato. Ellos solos adornaban muy bien el plato.

Unas zamburiñas. Estaban mucho mejor que las del día anterior. Bien planchadas pero jugosas y con un sabor delicioso.


Unas fantásticas huevas con una impresionante salsa mery (no me gusta mucho esta salsa pero esta vez venía con mucho perejil y poco ajo, todo muy triturado. Muy muy buena).

La segunda vez que estuvimos, pedimos clóchinas. En su punto.

Y un pescado, bacalao, a la plancha que una vez más tenía un punto impecable.


El tercer día teníamos concertada una visita a la bodega Roques Negres. Nos recibe Juan Carlos Pavia. Recorremos el viñedo y la pequeña bodega donde probamos su blanco Les Mares, un blanco 100% garnacha que está espectacular. Se une Toni Albiñana. Luego nos agasajan con otros vinos de su bodega y unos fiambres para no perder la compostura. Una visita muy agradable, con buenos vinos, buena compañía y una amena conversación.

Terminada la visita a la bodega, porque teníamos reserva en un restaurante y ellos compromisos, y nos dirigimos a Mas de Picando, restaurante en el mismo Les Useres.





 

Entramos y parece un bar pero luego hay un salón restaurante de tamaño comedido. Vemos la carta y las sugerencias y elegimos varias de las sugerencias. Para acompañar la comida pedimos un vino blanco: Blanc de Clotás con macabeo y tortosí y algo de barrica de la bodega de Vicente Flors (que queda pendiente una visita). Un blanco para paladear pero que se comporta  muy bien con la comida. 



Tomamos un tartar de gamba de Huelva. Plato delicado y con una buena presencia de gambas.

Tomate con ventresca y helado de pepino. El helado hace que el plato suba varios puntos en el disfrute. Muy buen plato.

Un plato de cecina. Bien curada y de muy buen sabor.


Me traen un plato de pan con alioli que han pasado por el horno. Consigue que me zampe varios trozos.

Alcachofas con torreznos y salsa de las alcachofas. Pese a que los torreznos se merecían un poco más de crujiente, el plato estaba tremendo. 

Y para rematar (y rematarnos) un entrecot con algo de verdura y patata asada. Para nuestro gusto, excesivamente asado. 

Días en Castelló visitando locales recomendados y bodegas pero se han quedado muchos en el tintero, así que habrá que volver.