Aún estamos en la semana de Cuina Oberta y, después de mucho mirar, hemos encontrado uno de los contados restaurantes que no tienen como plato principal en la comida, un arroz (o varios).
Estamos en uno de los locales de Vicente Patiño. En este local la cocina es muy valenciana con recetas típicas. En el menú de cuina oberta no va a ser menos.
Llego primera al local que está vacío (se llenará cuando pase menos de media hora). Me ubican en una mesa de dos y después de pedir una cerveza cruz campo gran reserva y sin darme tiempo ni de darle un trago, llega Andrés. Se pide otra y vienen acompañadas de unos cuantos encurtidos y muchos altramuces.
Como vamos a tomar el menú que tienen para la semana de cuina oberta, poco tenemos que discutir sobre los platos.
La bodega Valtravieso ha vuelto a enviarnos una botella de vino para que hagamos una descripción de lo que encontremos. Es un blanco de Rueda, un verdejo (100%) Nogara del 2017. Tiene un color de oro pálido pero aún guarda destellos verdosos. En nariz encontramos flores blancas, golosinas, galán de noche, toques lácteos. En boca tiene una entrada dulzona, a albaricoque muy maduro, con poca persistencia y una acidez que aunque no es destacable realiza su función de limpiar entre cada bocado y a nivel cromático marida perfectamente con lo que nos espera...
Y vamos a la comida.
Como entrantes nos sirven una deliciosa ensaladilla (se notan los encurtidos cortados minúsculamente): sabrosa. De las mejores ensaladillas que he probado últimamente.
Buñuelo de bacalao con emulsión de ajo asado. Cremoso, sabroso y con buen toque de bacalao.
Berenjena a la brasa con queso de cabra y miel. La berenjena con un buen toque ahumado. Junto con el queso y la miel hacían un bocado muy rico.
Pelota de puchero y col. Venía con algo de caldo y garbanzos. La pelota estaba bien condimentada (aunque para mi le faltaba canela...sabor de mi casa), la col le aportaba el toque crujiente. El caldo muy sabroso y los garbanzos cremosos y con delicado sabor.
Plato de casa.
Plato de casa.
El plato principal era all i pebre de anguila: sabroso, las patatas bien cocidas y empapadas del caldo. La anguila delicada, suave y sabrosa. Lástima no tener ya casi hambre y no dedicarnos a 'sucar' el plato que era lo que tocaba. Por cierto, el pan muy bueno: crujiente y buena miga bien alveolada. Hubiera sido perfecto sucarlo con el caldo pero estábamos ahítos.
Y aún quedaba el postre. Menos mal que era pequeño. Bizcocho de sucar. El bizcocho era suave, jugoso y con muy buen sabor. Por encima llevaba una capa de mermelada. Con mi poca afición al dulce, tuve que retirarla. Así estaba, para mi, perfecto.
Y Andrés no tomó café. ¿Será la tónica de ahora en adelante?