Una vez terminadas las fiestas navideñas retomamos nuestro viernes. Este vamos a un local regentado por una pareja: Borja (que se encarga de la sala) y Ester ( reina de los fogones).
Llego más temprano que Andrés y me ubican en una mesa de dos: mesas bien vestidas, con buena distancia entre ellas. Mientras espero me tomo una cerveza Alhambra y unos cacahuetes fritos.
Cuando llega Andrés, le traen otra cerveza y se acerca Borja para preguntarnos si habíamos estado antes. Nos comenta cómo trabajan, qué platos son los que hoy tienen fuera de carta y nos deja, ya con las cartas, que decidamos qué vamos a tomar.
Nos ha comentado que como vino de la casa tienen un tinto de la Rioja Alavesa que se lleva bien con las carnes y los pescados. Nos decidimos por él. Vino elaborado con tempranillo y graciano en menor proporción. De un color rojo picota fantástico. En nariz con aromas balsámicos y toques dulzones. En boca, hay que dejarlo que se atempere porque está un poco intratable. Cuando se relaja es goloso, muy untuoso, con buena acidez. Nos gusta mucho y será muy buen compañero de mesa.
Y vamos a la comida. Como entrantes pedimos unos clásicos de la casa.
Un pulpo frito sobre mayonesa con pimentón que quita el sentido: tierno, muy sabroso. Para repetir y repetir.
Delicioso chipironcito relleno con salsa de su propia tinta: sabroso, bien relleno, y la salsa para acabar con cualquier cargamento de pan.
Tremendo pimiento de piquillo relleno de bacalao: todos los entrantes están de sobresaliente alto pero este pimiento se merece una matricula de honor. Impresionantes.
Croqueta de ibérico: cremosa, con buen sabor a jamón aunque quizá con excesiva presencia de cebolla. Buenas.
Como plato fuerte nos decidimos por un cochinillo al aroma de romero con su verdurita. Está hecho a baja temperatura, tierno y muy crujiente por fuera. Nos traen el cuarto trasero entero para que podamos hacerle una bonita foto. Luego lo retiran y lo trocean para que nos sea más fácil repartirlo. Hemos comido muchas veces cochinillo pero reconozco que este es uno de los mejores que nos hemos hecho entre pecho y espalda.
Como postre nos dejamos aconsejar. Borja que ha estado atento a todas las mesas, a la nuestra también, nos comenta que en su tierra (San Sebastian) hay un postre típico al Patxineta. No lo pensamos mucho más. Es un hojaldre relleno con crema y coronado con almendras laminadas bien crujientes y viene acompañado de un soberbio helado de turrón. Postre imprescindible: no muy dulce y que pone un buen broche final a una muy buena comida.
Andrés remata la comida con su consabido ristreto que viene ejecutado a la perfección. Prefiero un licor y pregunto qué tienen. Vuelve a acudir Borja porque me gustaría tomar un bourbon. Me propone tomar uno desconocido por mi pero que a él le encanta un whiskey Willett Pot Still Reserve. Sin palabras.
Buen sitio para comer comer: buen producto, buena elaboración y pocas filigranas.