Una vez más, llego la primera (pensaba pasear, pero hoy, y en este barrio más, el calor es insoportable. Así que después de darme un paseo porque me he perdido, llego al local y decido quedarme). Tengo tanto calor que pido un agua con gas. La acompañan con unas aceitunas y unos chips de verduras.
Un viernes más nos vamos de comida. Esta vez, Andrés ha elegido un local que lleva abierto apenas un mes (si, un chef que se ha puesto la pandemia por montera y que ha decidido que, a mal tiempo, negocio nuevo. Él es Fernando Ferrero y ha estado al mando de los fogones de Veles y Vents, además de muchos otros sitios pese a su juventud. Pero sigamos con lo nuestro.).
Llega Andrés y se dispone a mirar la carta e ir eligiendo lo que será nuestra comida. Se decide por uno de los menús: menú Mercat que consiste en dos aperitivos, dos entrantes, un pescado y un postre. Hemos mirado la carta y todo es apetecible... Viene a nuestra mesa el chef, Fernando, para proponernos los platos que formarán nuestro menú Mercat. También nos anuncia que igual saca alguna cosa más, algún plato más que le parezca que debamos probar. Nos dejamos en sus manos.
Para acompañar nuestra comida, un cava, Dominio de la Vega. Acompañará sin querer ser la estrella del espectáculo.
Y vamos al lío.
Los aperitivos son un nubolet de cazalla con limón con una espina de boquerón crujiente (madre mía...hacia siglos que no probábamos la cazalla y hemos vuelto a la adolescencia, al pueblo, a los chupitos de cazalla entre cuatro.
El aperitivo es delicioso y el juego de sabores es innegable) y una tortita de bacalao con salazones: francamente rica.
Como entrantes: tomate valenciano con bonito y salmorra: refrescante. El tomate dulce, sabroso, bien aliñado. un plato muy veraniego, muy de casa, muy de recuerdos.
Y sepionet de playa a la plancha con parmentier de coliflor y majada de cacaos de collaret y olivas: Los sepionet en su punto, poco hechos, muy sabrosos y con el parmentier de coliflor, muy sorprendente contraste. Plato que me ha encantado. Andrés hubiera preferido que vinieran con salsa meri...
Para que probemos nos ponen una ensaladilla con mostaza verde y algas. La mostaza verde le viene como anillo al dedo a la ensaladilla, haciéndola un plato más sabroso. Las algas le aportan frescura. Buen plato.
Y unos boquerones fritos. ¡Pero qué ricos! Es un plato simple, pero hacer un buen frito no es tan fácil. Estos estaban crujientes, sin asomo de aceite, dorados...Impresionantes.
El plato fuerte es pescado: nos ofrecen pargo, caldereta o raya. Nos decantamos por pargo que viene sobre una crema de bullit, con tirabeques blanqueados y papas arrugás. Plato delicado con sabor, pero dominando al pargo (aunque las patatas al ser muy pequeñas, pecaban de algo de exceso de sal).
Y llegamos al postre. Pedimos dos diferentes para probar: un soberbio plato de higos con queso fresco de cabra, almendras y miel (estamos en temporada de higos, pero además este postre está tremendo) fresco, nada empalagoso, disfrutón y para los que no gustan de tomar postre (un poco más y no dejo que Andrés lo pruebe).
Y una coca de manteca de cerdo con helado de leche preparada: el helado sabía a canela que era una delicia. La mezcla de la coca con el helado, bocado para disfrutones y golosos.
Andrés iba a rematar la comida con su consabido ristreto, pero ha visto en una mesa cercana un cremaet y quiere tomarse uno. Cuando lo va a pedir, nos ofertan un cremaet frío.
No lo pensamos y nos lanzamos de cabeza. Fresco, goloso, ningún sabor predomina sobre los otros, eso si, vigilados de cerca por unos deliciosos roscos de anís. Realmente un fantástico remate de comida para una comida fantástica.
Al final tenemos una muy agradable conversación con el chef, Fernando. Le deseamos un muy buen presente y un fantástico futuro.
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