Llego antes que Andrés y me pido una cerveza (cerveza belga rubia muy suave) que viene con unas papas y me dedico a hablar con Javier (dueño, camarero y señor de los fogones. Hasta que llegue su mujer que le ayuda en la sala, se manejará todo el local). Con él comento (y me informo) de que muchas de las cosas que tienen habitualmente en carta, no las tiene. Con las que si tiene, elaboro un menú para comer (excluyendo en menú diario que si tiene y el arroz que también tiene).
Comenzamos con una ensalada de tomate valenciano y ventresca: buen tomate con una excelente ventresca con muy buenos y abundantes trozos.
Clochinas al vapor. Son las primeras que como en todo el verano por lo que aviso a Andrés que soy muy veloz comiéndolas. Sabrosas, en su punto de hechura (aunque algunas estaban más cocinadas).
Calamarcitos a la plancha con ajetes: los calamarcitos estaban tiernos y muy sabrosos.
Como postre Andrés toma sandía y yo me inclino por un helado de leche merengada con un café expreso tirado por encima (para mi, el mejor postre que existe).
Tenemos que volver a tomar sus figatells, su pericana, sus crujientes, sus arroces (de fesols y naps, al horno, de bledes), su torta de Finca Pascualete. Así que si, volvemos ya.
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