Este viernes vamos a un local donde sobresale sus elaboraciones con productos del mar, aunque también tienen sus carnes para los más carnívoros.
Esta vez llegamos casi a la vez. El local es luminoso, con colores pastel y blancos que proporcionan frescura al ambiente.
Nos ubican en una mesa de dos pero de buenas dimensiones. Nos traen las cartas y nos dejan con la lectura.
Como compañero de mesa el vino que nos va a acompañar es un viejo conocido, amable y siempre fiable: José Pariente, un verdejo con una acidez impecable, un aroma de frutas maduras y hierba fresca que lo hace delicioso sólo con acercarlo a la nariz. Su persistencia es muy buena, dejando las papilas limpias para el siguiente bocado.
Pero vamos a lo importante.
Como entrantes pedimos: anchoa en salazón. Un filete de anchoa impecablemente desespinado, con el toque de salazón que merece la anchoa y dejada caer sobre una bandeja con unos toques de buen aove y unos trocitos de tomate y pan tostado. ¡Tremenda anchoa! Para repetir y repetir y quedarse sólo con este entrante.
Pero sigamos.
Pulpo a la plancha con patatas. Pulpo tiernísimo sobre un lecho de patatas revolconas (o al menos eso era lo que nos parecía dado que las patatas venían con un toque de pimentón). Plato redondo.
Berberechos al vapor. De muy buen tamaño y en su punto de cocción (no hay nada más desagradable que los berberechos pasados).
Steak tartar. Pese a estar bueno, confesamos nuestro gusto por el sabor más marcado en el steak tartar. Pedimos que nos traigan algo para aderezarlo en la mesa. Le añadimos sal maldon y gotas de tabasco. Algunas gotas más de tabasco...y si, ahora si: sabroso, bien aderezado, y acompañado por rebanadas muy finas de pan tostado.
Como plato principal pedimos un pescado llamado Rey (no lo conocíamos por ese nombre hasta que nos dice que es la palometa roja). Lo pedimos a la espalda. Viene perfectamente desespinado, en su punto, jugoso y muy fina textura, sabroso y el juego con el ajo bien dorado hace bocados deliciosos. Magnífico plato.
Y llegamos al postre. Vemos en la carta un postre desconocido Goxua. Como grandes probadores, nos lanzamos a pedirlo más dos canutillos. Y los acompañaremos con Tokaj. La goxua es una copa: en el fondo un bizcocho muy empapado y muy poco dulce. Sobre él unas natillas, luego nata y sobre todo esto un caramelo. Pese a lo engorroso de todos los ingredientes, confieso que es delicioso, nada empalagoso. Muy, muy recomendable.
Los canutillos como siempre son sutiles, con una masa muy ligera y una crema pastelera también ligera. Muy ricos.
Ambos postres se unen al tokaj como si fueran colegas de toda la vida.
Y llegamos al final de la comida, de esta excepcional comida y Andrés me propone tomar un digestivo: un gintonic. ¿Quién puede negarse a un gintonic después de esta opípara comida? desde luego yo no. Me dejan ir a ver todas las ginebras que tienen. De entre ellas, una desconocida para mi pero el que sea seca me da la garantía que va a gustar. Williams Great British Extra Dry Gin: ginebra extra seca. Me dejan olerla y si, esta va a ser. El gintonic es super aromático, con un potente sabor a enebro. Soberbio gintonic para rematar la comida.
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