A este local le tenía ganas desde hace tiempo, mucho tiempo. Estas últimas navidades intenté hacer una reserva. Era diciembre y con las comidas y cenas de empresa fue imposible.
Desde que vi ese canelón de manitas de cerdo con caldo de cocido, he sabido que esta era su semana de volver a intentarlo. Me anticipo, ese canelón estará en carta en abril así que llegamos demasiado pronto.
El local es muy conocido en Valencia porque ha sido ocupado por un clásico: el restaurante Gourmet. Desde hace cuatro años Pablo García Vernetta se ha hecho cargo de este restaurante y le ha dado una muy acertada vuelta.
Lo primero a destacar son los colores claros de sus paredes lo que trasmite frescura, limpieza, luz. Las mesas muy bien vestidas y con buena disposición entre ellas.
Una vez más, llego más pronto que Andrés y me sitúan en una mesa de dos. Mientras lo espero, pido una copa de vino blanco (un Azpilicueta blanco) que viene con unas papas con pimentón.
Dado que el chivato de facebook me ha enseñado unas fotos de Pablo y su colega Juan Exojo en un evento en Cheste este mismo día, he pensado (y escrito en facebook) qué pena que no vamos a conocer a Pablo en su restaurante.
Ya aquí ha llegado Andrés y ya tenemos claro lo que vamos a pedir y así se lo hacemos saber al camarero. De la cocina sale Pablo que directamente se dirige a nuestra mesa para presentarse y saludarnos. Toda una sorpresa, muy agradable sorpresa.
Pero vamos a lo importante.
Como compañero de comida nos pedimos un vino D. O. Toro, Prima: vino elaborado con 100% tinta de Toro, vino contundente, amable cuando le das tiempo. Buen acompañamiento para lo que vamos a tomar.
Como detalle de la casa nos traen unos tacos de atún con jengibre y caviar de wasabi: fresco, sabroso, tierno, muy tierno. Buena forma de empezar.
Tremendo steak tartar Nou Gourmet: carne muy tierna, bien aderezado. Nos encanta.
Excelente pulpo a la brasa con parmentier de sobrasada y cebolla crujiente. Plato sobresaliente. El pulpo muy tierno. La sobrasada excelente amiga del pulpo. La cebolla aporta su sabor dulzón y su textura crujiente. Plato redondo.
Croquetas de jamón ibérico: ricas, contundentes y con buen sabor a jamón. Y croquetas de roquefort y nueces: me traslado a los años 90 cuando se veían en los restaurantes una ensalada de endivias con roquefort. En las casas de aquella época se solía hacer esta ensalada. Mi madre no iba a ser menos. Así que tengo en la boca un trocito de mi vida, de mis comidas en familia. Me enamoran.
Como plato fuerte tenemos un entrecot de buey con patatas y pimientos. Viene en su punto, como nos gusta, muy poco hecha pero con buena temperatura (y no helada). La carne es muy tierna y muy sabrosa. Buena materia prima (como ya vimos en los entrantes con el steak tartar, el pulpo, las ostras...)
Y aún llegamos al postre. Torrija de naranja, crema de chocolate y helado de canela. Es un postre que pese a su contundencia encontramos ligero y que ayuda a hacer descender la comida.
A estas alturas de comida ya casi se ha vaciado el restaurante (para nuestro agrado estaba muy lleno durante toda la comida) y sale de nuevo Pablo de la cocina para despedirse. Hablamos un poco con él y damos por terminada la comida.
Buena comida, buen sitio y muy buena relación calidad-precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario