Si. Repetimos y claro os preguntareis por qué. Sencillo. En nuestra anterior visita a Casa Eladio nos enteramos que venía el menú de lamprea. La lamprea es un pez antediluviano. Tiene un aspecto terrorífico, con una boca y lo que parecen ser dientes con lo que se agarra a las rocas y/o a otros peces más grandes. Es muy apreciado en Galicia donde lo esperan todos los años. Vive en el mar pero desova en los ríos gallegos (único hábitat donde se la puede ver) y requiere que estos estén muy limpios para que ella remonte esos ríos. Vienen los machos y las hembras: ellas cargadas de huevos y ellos para fertilizarlos una vez los ponga la hembra. Esto después de haber atravesado miles de kilómetros hasta llegar a los ríos gallegos. Leer sobre este pez es apasionante. Tiene una forma forma y una vida muy parecida a nuestra anguila.
Así que una vez más nos presentamos en el restaurante Casa Eladio. Esta vez, y debido a la semana fallera, Andrés llega un poco más tarde de lo habitual. Mientras le espero, me tomo un albariño y unas papas caseras.
Para acompañar nuestra comida pedimos un Mestizaje del 2012, de las bodegas Mustiguillo. Vino tinto que siempre responde bien, sin grandes estridencias, buena nariz y, según pasa el tiempo de la comida, amable, muy amable.
Como detalle de la casa nos traen unos crujientes de bacalao.
Como entrantes volvemos a repetir unas mollejas de ternera con langostinos y ajetes que la anterior vez nos quitaron hasta las ganas de hablar. Esta vez, tampoco se queda corto el plato. Imprescindible pedirlo para amantes de las mollejas.
El otro entrante es un a cecina de ternera D. O. León acompañada de tostas con tomate. La cecina es sabrosa, muy bien curada. Deliciosa.
El plato fuerte es lamprea al estilo Arbo con picatostes y arroz pilaf. La textura de la lamprea es con más cuerpo que la del pescado en general, se localiza bien la espina central. Es sabrosa. La salsa es soberbia, que mezclada con el arroz, redondean el plato. Nos ha encantado y esperamos volver el próximo año (porque hasta el año que viene, no hay lamprea. Se ha terminado la temporada). Rebañamos el plato con todo el pan que tenemos.
Como postre nos pedimos unos coulis de fresones con mango. Necesitábamos algo fresco y que rebajara la contundencia del anterior plato.
Andrés retoma las buenas costumbres y remata la comida con su consabido ristreto. Viene acompañado de unas mini galletas de mantequilla y unos suspiros de merengue. Mientras remato mi copa de vino tinto.
Si y si. El próximo año vuelvo.
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