Vamos a comer a un restaurante en pleno barrio de Ruzafa. Llegamos muy pronto pero nos invitan a sentarnos y pedir algo mientras elegimos los platos que vamos a degustar.
Para acompañar nuestra comida, nos animan a probar un cava, Nuria Claverol de la bodega Sumarroca. Aceptamos sin pensarlo y es una fantástica recomendación: burbuja fina, con una acidez bien redondeada, pase por boca largo y con buena permanencia. Nos encanta.
Pero vamos a lo importante. Todos los platos los vamos a compartir.
Cecina de buey. Siempre un acierto. Viene con un fantástico queso, pria tres leches. Los dos ingredientes se pegan para ver quien es el actor principal. Lo hablamos con ellos y les recomendamos que los separen para que no haya luchas entre ellos. Los dos se merecen un plato estrella: la cecina y su soledad, el queso con otros compañeros o en soledad. Pero el plato es estupendo.
Vieira al foie. Un bocado que nos deja con las ganas de repetir.
Mini alcachofas con pulpo. ¿Qué decir? fantástico plato. El pulpo, tierno y sabroso. Las alcachofas tiernas y con su profundo sabor. Muy buen plato: un guiso de los que dejan recuerdos.
Cocochas de bacalao al pil pil de cítricos. Muy muy buen plato.
Capricho ibérico: blanquet, anguila ahumada y encurtido de remolacha. Un bocado pero qué bocado.
Como postre no nos resistimos a compartir un chococremaet que, como su nombre indica, es chocolate, con café, con chocolate y con algún licor quemado, más algo más de chocolate.
Buena comida. Para repetir.
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