Este viernes vamos a un restaurante que lleva abierto desde diciembre de 2019 y que, como muchos otros, padecen la pandemia. Por ello, junto a otros restaurantes pusieron en marcha un menú especial para estos tiempos y ayudarse entre ellos y los comerciantes: menú d'ací, es decir, un menú con productos de la zona, lo que se llama Km 0. Así que vamos a disfrutar del menú que tiene este local y que han llamado 'Els 5 sentits'.
Llego la primera, me conducen a la mesa que tienen reservada para mí. Me quedo decidiendo si opto por pedir una botella de vino para comer o me dejo guiar por el menú con maridaje. Y sí, me dejo que me sorprendan con el maridaje.
Ya estamos preparados para comer. Desde el principio observamos modos muy de estrella Michelin. Nos gusta. Pero vamos a lo importante.
Como detalle de la casa, vienen unas pequeñas empanadillas rellenas. Confieso no recordar de qué iban rellenas, pero estaban muy ricas.
Tartar de kaki con anguila ahumada. Viene con una cerveza artesanal, Bondía (cerveza suave, muy suave que deja que el plato sea el protagonista indiscutible. El kaki y la anguila (que estaba ahumada pero pasada por plancha con una piel extra crujiente) se llevan fantásticamente bien. Un conjunto arriesgado pero que se unen a la perfección. Plato soberbio.
Corazón de alcachofa con bearnesa de avellanas y velo de papada ibérica. Viene acompañado de Santpere (Vinyes Velles). Este vino de Sant Pere Cooperativa del Camp Moixent con una predominancia de la uva Pedro Ximenez fue la sorpresa indiscutible del maridaje. Un vino blanco complejo con una nariz nada habitual y un paladar lleno de matices como nueces y madera. Le plantó cara a la alcachofa, producto tan ingrato con los vinos. El plato era delicioso; la bearnesa para comerla a cucharadas, la alcachofa tierna y sabrosa. La papada alegraba el plato con el toque sabroso y crujiente. Francamente delicioso.
Figatell a la brasa sobre crema de garrofó y, para refrescar el plato y suavizar el potente sabor del figatell, granos de granada. Viene con un vino tinto DelMoro de la bodega La Comarcal. Un vino ligero, afrutado, delicado que limpia las especias del figatell dejando la boca a la espera del siguiente bocado. Plato muy bueno.
Como plato fuerte pedimos la carne: lomo bajo de vaca madurado junto a pericana con higos y alcaparras. Nuevamente el potente sabor de la pericana (y las alcaparras) junto al dulzor de los higos y una carne tierna y muy sabrosa. Viene con un tinto Megala, de las bodegas Enguera, un vino elegante, redondo con toques de ciruela pasa, con buena acidez y con el toque justo de madera. Buen plato.
Como postre viene un polo de calabaza asada con una crema de algarroba y pipas garrapiñadas junto a unos pequeños bizcochitos. Es un platazo, un postre tremendo, nada dulce y que remata a la perfección la comida. Viene con un vino dulce: El Seque dulce, un vino dulce tinto hecho con monastrell. Pese a su dulzor, no satura porque tiene un toque fresco por el toque de balsámico. Y pese a lo rico que estaba el vino, no le hace ni sombra al postre: le acompaña a un metro de distancia.
Andrés remata la comida con su consabido ristreto. Nos ofrecen un digestivo y nos animan con una moscatel de las Bodega Teulada, Moscatel Reserva Càntic del sol. Un delicioso moscatel que, pese a no ser muy amante de los vinos dulces, consigue que lo apure hasta la última gota.
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