Estamos en la casa de Mauricio Gómez, un chef mexicano pero con profundas raíces españolas. En Clectic quiere desarrollar su potencial como cocinero y pretende crear un mundo de sensaciones entre sus comensales.
Para variar, Andrés llega antes al local. Llego unos minutos más tarde y la mesa es una de las del fondo; con sofá mullido en un lateral y sillas de diseño en el lateral opuesto. El sitio es muy moderno, como descuidado (pero para nada) y abierto totalmente a la calle. Las mesas amplias, de madera robusta y nada vestidas...con lo indispensable.
Las cartas que traen son las del menú ejecutivo, el que tienen para comidas de trabajo, por 10€. Queremos ver más. Así que pido la carta donde está el menú de degustación y la carta de vinos.
Vamos a tomar el menú de degustación para tener una mejor idea de qué se trata su cocina (de hecho se llama 'los platos favoritos del chef') y viendo los platos, me decanto por un tinto conocido: Les Cousins L'Inconscient, vino del Priorat elaborado con Garnacha tinta y cabernet sauvignon que siempre responde bien. El problema es el servicio de vino, bueno, el no servicio de vino: abre la botella y se dispone a servir media copa de vino a cada uno. A quien nos atiende, le pido que pare, le pido probarlo para ver si está bien el vino y si está a la temperatura que me gusta. Lo pruebo y le pido que lo refresque. Ante mi asombro, se lleva la botella para traerla tiempo después dentro de una cubitera con hielo. Bueno...ahora el vino estará a mejor temperatura y durante la comida lo disfrutaremos. Como hay bastante sed, además pedimos agua y agua con gas. Así no nos beberemos la botella de vino con el primer plato.
Pero vamos al menú degustación.
Tostaditas crujientes de atún rojo. Lleva jalapeños, algo cítrico y algas. Es un bocado rico, refrescante y sabroso. Nos deja con ganas de más.
Ceviche de corvina con manzana verde y buena cantidad de trozos de pescado. Pese a la ausencia de picante, el ceviche está impresionante.
Crema de calabaza con cortezas de cerdo y crema de aguacate. La crema está sabrosa, cremosa, rica pero aún hace calor para este plato. Tal vez, podrían plantearse ponerla fría en los tantos meses de calor que tenemos en Valencia. Las cortezas, para mi, sobraban. Para Andrés no.
Delicados ñoquis en salsa de gorgonzola y avellanas crujientes. Llevaba también chocolate negro (creo que no era mole poblano dado que no picaba nada ni se notaba sabor a especias). Pese a que estaba muy rico, he de confesar mi asombro de los ñoquis y el queso gorgonzola, no entendí muy bien el plato o, mejor, qué hacía en el menú degustación.
Costillas al vino tinto sobre crema de patata y verduras salteadas. La carne de las costillas, muy tierna y sabrosa, el puré cremoso y rico y las verduras aportando frescura y textura (estaban poco hechas). Plato contundente.
Sorbete de aguacate y miel de agave: un sorbete que dado su gran dulzor pierde parte de su poder refrescante. Más un postre o un prepostre que un sorbete.
Como postre nos ponen un milhojas con salsa de vainilla y frutas del bosque: tremendo trozo de pastel, con abundante salsa de vainilla y muchas frutas del bosque. Postre para golosos, golosos.
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