Por fin llega Andrés. Se pide otra cerveza y deciden traerle el mismo aperitivo para que no hayan comparaciones.


La comida, después de hablar con Paco, he decidido que sea maridada...lo dejo a su elección. Así que vamos a lo importante. Nos decidimos por el menú de degustación Viva Mascaraque. Nos atenderán durante toda la comida Reyes Real (una de las socias) y Paco Guillén, una encargada de describirnos el plato, el otro de describirnos el vino. Sigamos con el disfrute.
Vuelven a traernos un entrante, este el de al mediodía, para comenzar nuestro menú de degustación. Esta vez es un cremoso de queso cabrales con chips de remolacha y remolacha. Comienza el maridaje para el entrante y el que será el primer entrante del menú: Cava Luna de las bodegas Murviedro. Cava refrescante, 'facilón' y que casa bien con este plato y el que realmente le corresponde.

El primer plato de entrante es una ostra girader con lima y caviar del valle de Arán: ostra fácil de comer con buena textura y bien combinada con ácidos y salados. Comenzamos bien.

Con el segundo plato viene un verdejo de Rueda, la Tarea (tremendo en nariz pero como todos los verdejos, en boca decae...pero freso, con acidez y sin pretensiones de arrinconar ningún plato). Con este vino viene un tremendo plato: ensaladilla de salmón maridado en cítricos y pétalos. Sabroso, fresco, veraniego, con una acidez deliciosa...creo que el mejor plato de toda la comida.


Como tercer vino viene otro blanco. Esta vez de los montes de Toledo, Vallegarcía de 2015 (tremendo. Con nariz justa pero en boca explosión de acidez, sabor, presencia...de los mejores vinos de toda la comida). y este vino viene a acompañar una flor de calabacín rellena de maitake con sésamo crujiente y daikon (rábano japones). Plato delicado, sofisticado, lleno de matices y con un juego de salsas y texturas de lo más interesante.


El cuarto vino es un desencuentro entre Andrés y yo. Sabemos que el plato versa sobre clóchinas. Andrés decide que lo mejor sería un rosado y Paco le da gusto con un Ochoa rosado, un vino de navarra del 2016, que nada tiene que ver con los rosados 'kioskeros' que a veces veo/huelo por algunos locales. Tiene su temperamento. Yo decido continuar con el vino blanco que había decidido Paco, Bico Da-Ran, un Albariño en apariencia juguetón pero que se las juega con muchos platos y sabores. El plato que viene con estos vinos son unas clochinas al wok con lima, cilantro, leche de tigre y chips de ibéricos, además de una panceta super crujiente con la que se debe combinar cada bocado. Tremendamente interesante.

Por poner un pero...hemos echado de menos algo más de picante. Sabemos que el picante no siempre es del gusto de los comensales pero tal vez se podría poner un poco de rocoto para que los comensales que gusten, puedan ponerse unas gotas, un chorrito o la cantidad de rocoto que deseen.


Vamos a por el quinto, llegamos al tinto, un vino joven de Ribera del Duero del 2016, Avan Ok Roble: sabroso, fácil, muy aromático y con sensación de frescura pese a ser tinto. Viene como compañero del plato Pluma de Bellota ahumada con suave jalapeño y su piel crujiente. La pluma muy tierna y sabrosa.
Vamos a terminar con un Tokai de 5 puttonyos del 2009 que vendrá con el 'Dulce María' un brioche cremoso de natillas con helado de manzana (postre poco dulce, refrescante que, confieso, me lo devoro).

Andrés ultima la comida con un express doble (hace calor y ya está pensando en la siesta) pero cuando me oye hablar con Paco de un vaquerito...se apunta. Vienen además del café, dos vaqueritos de cardhú y un plato con merengues de café. Fin de comida apoteósico.
Al terminar nos encontramos con José Luis y hablamos de la formación de los nuevos futuros chefs, de su trabajo, de la profesión...Siempre un placer encontrar profesionales que aman su trabajo.
Para volver y volver.
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