Sin que sirva de precedente, esta vez vamos de comida un lunes. Estamos en L´Eixample y vamos a un local relativamente nuevo.
Llego más pronto que Andrés. Como es lunes, y tienen pocas reservas, me permiten sentarme donde más me guste. Miriam, que será quien estará atendiendo nuestra mesa me permite que elija una mesa de cuatro que está muy bien iluminada.
Me pido un verdejo mientras espero. Leo las cartas (de comida y vinos) y voy haciendo la selección de platos que vamos a comer.
Miriam me comenta que tienen un cava que para los platos que tienen puede ir muy bien: Francés Ricart brut. Me pone una media copa para que lo pruebe. Es demasiado afrutado (me gusta más seco) así que vamos a comer con vino tinto.
Ya ha llegado Andrés que se anima a tomar una copa de cava mientras preparan nuestra comida.
Como detalle de la casa viene un wanton frito con una salsa de mostaza y otro ingrediente que no consigo recordar.
Pero vamos a la comida. La primera sorpresa (para Andrés, porque yo si lo sabía) no hay cubiertos. En el centro de la mesa hay un bloque de servilletas de papel, unos pequeños pinchos-tenedores y toallitas para limpiar las manos con aroma neutro (se agradece que no sean con ese potente aroma a ¿limón?)
Para acompañar nuestros platos, hemos pedido una botella de vino de la Ribera de Queiles Seis al Revés 2011. Vino realizado con tempranillo y merlot, con aromática nariz de frutas maduras y algo de verde. En boca es tranquilo, sin estridencias. Para mi gusto algo plato. Muy fácil de beber. Pedimos que nos lo refresquen algo más (nos sigue gustando el vino a más baja temperatura que la temperatura de las cavas que suelen estar sobre los 18º)
Pero vamos a los platos. Como entrantes pedimos ostra fina de claire con ceviche de vino rosé y manzana grany smith: tremenda ostra, refrescante, sabrosa. Muy pero que muy buena.
Panecillo al vapor relleno con cerdo estofado char siu: especiado, algo picante (muy poco), rico. Nos lo devoramos.
Taco vietnamita en hoja de lechuga con panceta de cerdo castaño en doble cocción y salsa satay: soberbio. Nos gusta mucho. Jugoso, con potente sabor. Nos hace chuparnos los dedos.
Pollo crujiente estilo kentacky con salsa de guindilla dulce: de todos los entrantes es el que menos nos sorprendió aunque estaba muy rico. Tiras de pollo con un rebozado muy crujiente que junto a la salsa algo picante hacen un bocado divertido.
Tremendo cerdo Pekín. Presa ibérica especiada y ahumada con salsa satay, salsa de soja y jengibre y tomatillo verde (algo picante) con pan roti (como un pan hojaldrado). Es divertido abrir los triángulos de pan, rellenarlos con las salsas y pasar las láminas de presa por la soja y terminar de rellenar el pan. Bocado tiernos, sabrosos, llenos de matices. Preguntamos por algo más de picante y nos traen una salsa chow chilli (muy picante) que nos hace disfrutar más si cabe de este plato.
Como postre pedimos uno cítrico para bajar la comida: era una especie de chupito de naranja sanguina, bergamota y al final un toque especiado y algo picante. Nos gusta y lo tomamos de un trago, como toca.
Hablando con Mirian, nos comenta el postre que tiene mucho éxito, el Party cubano. Pedimos uno para compartir. Como el tubo de chocolate relleno de mouse de plátano ha salido pequeño, deciden ponernos dos. Viene con unos peta zeta triturados y un chupito de ron con miel (ron realizado en Canarias): postre divertido, ocurrente, pero lo importante...muy rico.
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