Una vez más estamos en el barrio de Ruzafa buscando un local de cocina peruana. Ya son varios los restaurantes de cocina peruana que tenemos en nuestra ciudad. Este es uno de ellos. En la cocina se encuentra Alex, un enamorado de la cocina y de lo que hace. Hablar con él siempre es un placer.
Es un local sin pretensiones, buena separación entre mesas. Hay dos espacios: uno nada más entrar, algo más oscuro y donde se suele quedar más gente. Pasando la barra de la cocina (gran parte de ella se puede observar desde esta barra) otro espacio más pequeño y muy luminoso (el techo es como una enorme claraboya por donde entra mucha luz). En este me quedo.
Llego muy pronto a la comida y debo esperar a Andrés. Me pido una cerveza Alhambra que viene con maiz frito (chulpi) y láminas de plátano macho, les pido la carta y me quedo diseñando lo que será nuestra comida.
Cuando llega Andrés, pido unos pisco sour para ir abriendo el apetito mientras van elaborando los platos que pedimos.
Como compañero de mesa una vez terminados los pisco sour pedimos un blanco de Rueda, la Goleta Azul, un verdejo con una acidez muy correcta que irá perfecto para la contundencia de los platos que vamos a degustar.
Y vamos a lo importante, los platos.
Empanadillas de aji de gallina. Un entrante imprescindible. Buen relleno, buen sabor y bien especiadas. Ricas ricas.
Causa de langostino. Rollitos de patata cocida con lima, aji y salsa rosa y generosos trozos de langostinos cocidos y salados. Plato muy veraniego.
Como entrantes pedimos un ceviche de corvina tracional, con leche de tigre. Pedimos también salsa de rocoto (nos gusta el picante). La corvina estaba deliciosa y mezclada con la cebolla roja, el boniato bien cocido y el maiz grande (tienen tantos nombre diferentes que soy incapaz de aprenderlos), bocado impresionante. Nos sobra mucha leche de tigre y nos animan a dejarla para sucar los trozos del siguiente plato, chicharrones de pulpo y pescado. Vienen en trozos bien fritos y rebozados de harina de papa, tambien con yuca frita, salsa criolla y salsa tártara. Pero está mucho mejor pasando los trozos de pulpo y de pescado por la leche de tigre. Además hemos disuelto un poco de rocoto en la leche de tigre para que aumente el sabor picante. Impresionante.
Anticucho de corazón de ternera. Aunque hay anticuchos (pinchos) de solomillo y de pescado, el tradicional es este. La carne bien macerada, en láminas muy finas y bien asados. Plato delicioso y de potente sabor.
A estas alturas estamos ahítos pero decidimos ir con el postre. Lemon pie. Confieso que tenía ganas de probarlo (el merengue nunca ha sido de mis dulces preferidos) y confieso que me gustó más de lo que esperaba. Nada dulce ni empalagoso, fino, delicado y con una base de galleta que aún le da más ligereza.
Una vez más, Andrés rompe la tradición y no toma ningún café.
A quien le guste la cocina peruana, este es un sitio que no puede perderse. A quien no sepa si le gusta, este es un buen local para iniciarse.
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