viernes, 23 de abril de 2021

9 de abril de 2021. Atmosphère c/ Quart, 89 Tf 963 15 41 32

Un viernes lluvioso y frío como si nos hubieran devuelto nuestro invierno, vamos a encontrarnos con un nuevo restaurante (lleva abierto año y medio) aunque el local si era conocido por nosotros, con sus anteriores dueños. 

Vemos que hay menú del día, están en las jornadas de la vuelta al mundo en 80 platos, pero queremos ver más su cocina. Es un restaurante francés y nos apetece probar sus platos. Tienen dos menús de degustación y nos aconsejan el más corto que son seis platos degustación.

Mientras espero me tomo una cerveza Turia que la traen con unas galletitas saladas. 

Para acompañar la comida, me decanto por pedir vino francés, pero solo hay dos en la carta. Me dejan probar Tarani, un 100% malbec, que es más suave de lo que me gustaría para nuestra comida. Así que el elegido es el que queda: La Croix Blanche, cabernet franc y merlot (D. O. Montagne de Saint- Émilion) del 2018. No está mal pero tampoco es para tirar cohetes.  Pero vamos a lo importante.

Anillas de calamar sobre salsa romescu. El calamar con la textura que toca, oponiendo un poco de resistencia, sabroso y con la salsa se entendía a las mil maravillas.

Huevo mollet  con emulsión de guisantes, panceta y espárragos. De todos los platos, creo que es el que más nos entusiasmó. Cada ingrediente aportaba sabor, textura, temperatura. Todos ellos imprescindibles para lograr un plato delicioso. Muy bueno.

Coca de verduras asadas, queso burrata y albahaca. Buen sabor, buen plato pero que después del huevo, no nos dijo gran cosa. Aquí el orden si altera el producto. Este plato, debería ser el primero. Así se disfrutaría en su justa medida.

Arroz de pato con ajos tiernos y alcachofas. No siendo una arrocería, nos llamó la atención que en un menú de degustación hubiera un plato de arroz. Bueno, estaba bien de sabor, nos hizo entrar en calor (aunque el vino ya había hecho su tarea) y era un plato degustación.

Secreto con salsa de naranja y crema de boniato. Estaba bueno, aunque nos hubiera gustado más poder probar el estofado bordignon que sé que había porque estaba en uno de los menús que veía servir a otras mesas. Creo que deberían poner en valor su diferencia, es una brasserie así que tendrían que ofrecer, y sobre todo en su menú degustación, más platos de la cocina francesa. 

Como postre, la imperdible tarta tatín: con poca base y mucha manzana. Muy, muy buena, poco dulce. La hicimos acompañar de un calvados Papidoux calvados Fine. 

Andrés remata la comida con su consabido ristreto mientras apuro el último sorbo de calvados.

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