domingo, 22 de septiembre de 2019

23 de agosto de 2019. Ca Pastor C/ Burriana, 52 Tf 961156981

Esta semana de agosto (y la anterior) es la semana más complicada para encontrar locales abiertos y en funcionamiento en Valencia. Este local termina de abrir, después de las vacaciones de verano, apenas el miércoles de esta misma semana por lo que están a medio gas tanto en platos como en vinos. Así, y ya me anticipo, regresaremos para degustar los platos que tiene en carta. Son platos típicos de Valencia de la zona de Onteniente-Bocairente por lo que cocina muy interesante.
Pero vamos a la realidad.
Llego antes que Andrés y me pido una cerveza (cerveza belga rubia muy suave) que viene con unas papas y me dedico a hablar con Javier (dueño, camarero y señor de los fogones. Hasta que llegue su mujer que le ayuda en la sala, se manejará todo el local). Con él comento (y me informo) de que muchas de las cosas que tienen habitualmente en carta, no las tiene. Con las que si tiene, elaboro un menú para comer (excluyendo en menú diario que si tiene y el arroz que también tiene).
Como bebida nos pedimos un vino blanco Angosto del 2018. Un ensamblaje de uvas para conseguir un vino fácil, con correcta acidez, sin pretensiones. Un buen compañero de las tapas que vamos a tomar.
Comenzamos con una ensalada de tomate valenciano y ventresca: buen tomate con una excelente ventresca con muy buenos y abundantes trozos. 
Tostas de titaína: el tomate estaba dulce, sabroso, bien elaborado. Andrés buscaba los piñones. 
Clochinas al vapor. Son las primeras que como en todo el verano por lo que aviso a Andrés que soy muy veloz comiéndolas. Sabrosas, en su punto de hechura (aunque algunas estaban más cocinadas).
Calamarcitos a la plancha con ajetes: los calamarcitos estaban tiernos y muy sabrosos. 
Tabla de embutidos d´Ontinyent consistente en embutido oreado: una longaniza de vuelta muy bien especiada, un chorizo ahumado (delicioso) y un fuet con cabrales (extraña y sorprendente mezcla que congenian a las mil maravillas).
Como postre Andrés toma sandía y yo me inclino por un helado de leche merengada con un café expreso tirado por encima (para mi, el mejor postre que existe).
Andrés remata la comida con su consabido ristreto y nos queda pendiente probar el herbero que realiza con las hierbas que recoge su padre para hacerlo.
Tenemos que volver a tomar sus figatells, su pericana, sus crujientes, sus arroces (de fesols y naps, al horno, de bledes), su torta de Finca Pascualete. Así que si, volvemos ya.

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