domingo, 29 de septiembre de 2019

27 de septiembre de 2019. Sonata 32 c/ Colón 32 Tf 670532030

Hoy vamos a uno de los nuevos locales de Valencia. Estamos asistiendo a algo que en Valencia aún no ha calado pero al que asistimos a su despertar: Comer en los excelentes restaurantes de los hoteles Valencianos. Pues ya se está apostando que las cocinas las dirija un buen chef para que sus creaciones atraigan a propios y extraños. 
Estamos en el hotel NH Collection Valencia Colón y vamos a su restaurante Sonata 32 para disfrutar de los platos elaborados por la manos de Carlos Monsonis.
Llego la primera y me dejan escoger la mesa. La sala es acogedora, muy buen decorada (nada minimalista), con buenos detalles, contrastes de colores. Trabajo elaborado en exclusiva por el  decorador e interiorista Lorenzo Castillo.
Pido una cerveza y me dispongo a esperar. 
Rebeca, jefa de sala, nos atenderá durante toda la comida. También estará pendiente de mantener nuestras copas de vino en la justa medida.
Llega Andrés. Ya es conocido en este local por lo que sabe qué vamos a pedir. Nos decantamos por le menú degustación de 5 pases y con dos vinos diferentes: uno blanco (José Pariente del 2018. Un verdejo que siempre nos encanta) uno tinto (Áster del 2014. Un ribera del Duero elegante, carnoso, amable y de permanencia larga y profunda. Delicioso).
Y vamos a lo importante.
El menú lo comenzamos siguiendo con las cervezas (Heineken) que viene con unos cacaos y unos encurtidos caseros.
Nos sirven un pan de masa madre (lo hay de calabaza y normal; nos decantamos por el de calabaza) y con un aceite de oliva virgen extra Canetera de Castellón. Comenzamos muy bien.
Ensaladilla rusa con atún rojo, yema de huevo y aove de canetera (un aceite de Castellón). Plato fresco, delicado. El atún está cremoso y con buen sabor. La ensaladilla es soberbia.
Sinfonía de verduras con foie escabechado. Varias texturas en las verduras y varias formas de elaborarlas lo que hace que cada bocado sea diferente. El foie escabechado es una sorpresa: qué bien le sienta ese ligero escabechado. 
Gallo de San Pedro sobre un suquet de mejillones. El pescado está en su punto y el suquet nos lo terminamos a cucharadas.
Como plato de carne nos sirven "el cochinillo y sus manitas". Es una receta de la abuela del chef. El cochinillo tiene la piel super crujiente y la carne muy tierna y sabrosa. La salsa son las manitas deshuesadas y trituradas con almendras y hierbabuena. Casan a la perfección. Plato delicioso. Para mi es un plato imperdible.
Y llegamos a los postres. Nos ponen dos diferentes para que probemos algo más de la carta. Un tocinillo de cielo que lleva una salsa con muy buena acidez lo que convierte este postre en algo tremendamente delicioso (incluso para los no golosos) y "herbes" un plato confeccionado con las distintas hierbas de nuestra zona: tomillo, azahar, etc en forma de helado y salsa. Postre ideal para los no amantes del dulce y los postres habituales. Es sorprendente.
Andrés remata la comida con su consabido ristreto que viene acompañado de dos pequeñas y ricas trufas. Despues pasamos a los cocteles, uno de los puntos fuertes de este establecimiento y que de los que sin duda, seguiremos hablando en lo sucesivo.

domingo, 22 de septiembre de 2019

30 de agosto de 2019. Ca Pastor C/ Burriana, 52 Tf 961156981

Volvemos, y con ganas, a Ca Pastor. La semana pasada les pillamos recién abiertos y lo que describimos fue la punta del iceberg de su cocina. Así que volvemos para que nuestra visita y nuestra descripción recoja con mayor exactitud lo que os podéis encontrar si acudís a este local.
Tenemos la misma mesa que la semana pasada. Me pido una cerveza mientras espero a Andrés. Una vez llega ya he hablado con Javier de los platos que vamos a degustar. Pedimos otras cervezas para comenzar la comida pero la bebida que nos va a acompañar a lo largo de la comida es un espumoso Bruant del 2016: un reserva de Alto Alella 100% macabeo. Un espumoso potente, avinado, con buena resistencia a los sabores más perseverantes y sabrosos. Muy buen espumoso del que tomamos buena nota.
Pero vamos a lo importante. Vamos a degustar pequeñas raciones para poder abarcar más platos. 
Comenzamos con un plato fresco y para decir que también comemos verde: carpaccio de calabacín marinado en aceite de oliva virgen extra, sal maldon, cinco pimientas, cítricos y acompañado con virutas de parmesano. Plato veraniego y que entra de maravilla en este día de calor que tenemos.
Tomate con paté de aceituna verde y ventresca: plato siempre apetecible, fresco y delicioso.
Pericana: ¿qué decir de este plato? Sabroso, con potente sabor a todos los ingredientes que incluye. Nos hace comer todas las tostadas que nos ponen y sucar con parte del pan tierno que tenemos. 
Pepito de titaina. Buen pepito, nada aceitoso y con un delicado tomate (suave y bien cocinado). Este pepito lo compartimos para poder seguir.
Crujiente de espinacas, queso de cabra y dulce de tomate. Un buen bocado de buen sabor y que el dulce de tomate amortigua la potencia de sus otros compañeros de bocado.
Terminamos (y sin que sirva de precedente) con un arroz al horno a la manera de Onteniente: con costillas, la morcilla desmigada, muchos garbanzos y un delicioso sabor en cada bocado. El plato de arroz es extraordinario en el sabor y punto del arroz. También nos ponen medias raciones porque ya el apetito nos abandonó hace bastante y aún tenemos que llegar al postre. Quien en este momento se encarga de elaborar los arroces es la mujer de Javier, Myriam. Buena mano tiene.
Como postre nos pedimos una torrija con helado de vainilla. Volvemos a encontrar una fritura bien elaborada sin notar la grasa. 
Andrés, el viernes pasado, se quedó sin poder probar el Herbero que elabora el padre de Javier: él mismo recolecta las hierbas, las limpia y pone a macerar para elaborar el Herbero. Nos sirven dos vasitos para que lo probemos: buen sabor, con toque anisado y buena presencia del tomillo.
Andrés remata la comida, y saliéndose del tradicional ristreto, con una tisana de tomillo para que la digestión le sea más ligera.
Buen sitio para degustar platos típicamente valencianos y con buenos arroces saliendo de la tradicional paella valenciana (que también la elaboran algunos días).


23 de agosto de 2019. Ca Pastor C/ Burriana, 52 Tf 961156981

Esta semana de agosto (y la anterior) es la semana más complicada para encontrar locales abiertos y en funcionamiento en Valencia. Este local termina de abrir, después de las vacaciones de verano, apenas el miércoles de esta misma semana por lo que están a medio gas tanto en platos como en vinos. Así, y ya me anticipo, regresaremos para degustar los platos que tiene en carta. Son platos típicos de Valencia de la zona de Onteniente-Bocairente por lo que cocina muy interesante.
Pero vamos a la realidad.
Llego antes que Andrés y me pido una cerveza (cerveza belga rubia muy suave) que viene con unas papas y me dedico a hablar con Javier (dueño, camarero y señor de los fogones. Hasta que llegue su mujer que le ayuda en la sala, se manejará todo el local). Con él comento (y me informo) de que muchas de las cosas que tienen habitualmente en carta, no las tiene. Con las que si tiene, elaboro un menú para comer (excluyendo en menú diario que si tiene y el arroz que también tiene).
Como bebida nos pedimos un vino blanco Angosto del 2018. Un ensamblaje de uvas para conseguir un vino fácil, con correcta acidez, sin pretensiones. Un buen compañero de las tapas que vamos a tomar.
Comenzamos con una ensalada de tomate valenciano y ventresca: buen tomate con una excelente ventresca con muy buenos y abundantes trozos. 
Tostas de titaína: el tomate estaba dulce, sabroso, bien elaborado. Andrés buscaba los piñones. 
Clochinas al vapor. Son las primeras que como en todo el verano por lo que aviso a Andrés que soy muy veloz comiéndolas. Sabrosas, en su punto de hechura (aunque algunas estaban más cocinadas).
Calamarcitos a la plancha con ajetes: los calamarcitos estaban tiernos y muy sabrosos. 
Tabla de embutidos d´Ontinyent consistente en embutido oreado: una longaniza de vuelta muy bien especiada, un chorizo ahumado (delicioso) y un fuet con cabrales (extraña y sorprendente mezcla que congenian a las mil maravillas).
Como postre Andrés toma sandía y yo me inclino por un helado de leche merengada con un café expreso tirado por encima (para mi, el mejor postre que existe).
Andrés remata la comida con su consabido ristreto y nos queda pendiente probar el herbero que realiza con las hierbas que recoge su padre para hacerlo.
Tenemos que volver a tomar sus figatells, su pericana, sus crujientes, sus arroces (de fesols y naps, al horno, de bledes), su torta de Finca Pascualete. Así que si, volvemos ya.

2 de agosto de 2019. Nómada Urban Mood c/ Martinez Ferrando, 5 Tf. 963 92 54 07

Hoy vamos al local que hace pocos días ha abierto en Valencia Begoña Rodrigo. Es un hermano del que abrió en el centro comercial de Aldaia, Bonaire. Nos trae una propuesta más informal que la que presenta en su restaurante La Salita (al que siempre hay que acudir sabiendo que el disfrute está garantizado).
Me dejan elegir una de las mesas que tienen para dos comensales. Me pido una cerveza (estrella de Galicia) y me quedo esperando a Andrés. Voy mirando la carta para ir seleccionando los platos.
Y ya está decidido.
Como compañero de mesa, un Ribera del Duero, La Planta: un tinto sin pretensiones de las bodegas Arzuaga. Es fresco, fácil, algo goloso pero sin eclipsar a los bocados que va a acompañar. Pedimos que nos lo refresquen algo más porque hace un día muy pesado de calor y se agradece beber algo más frío (además, en la copa, su temperatura se eleva por momentos).
Y vamos a lo importante. Pido consejo porque el principal es el que manda y es tan contundente que no se muy bien qué más pedir.
Como entrantes nos pedimos unas ostras: la de Andrés al natural, la mía en ceviche (con salsa bien condimentada y un toque picante). 
Baos a la española: baos negros rellenos de anillas de calamar con un sutil rebozado, verduras y salsa verde. Están francamente buenos: el calamar tierno, nada pesado y con la salsa y las verduras se convierte en un bocado fresco. 
Coca de aceite de salmón: salmón marinado con creme fraiche y rúcula. De nuevo un bocado fresco. La masa de la coca es delicada, no hace acto de presencia, sólo mantiene los ingredientes en su sitio.
Y vamos a lo que deseaba probar...sandwich de pastrami. Lonchas de ternera con queso cheddar y salsa tártara entre dos rebanadas de buen pan de semillas. Im-pre-sio-nan-te. Confieso mi debilidad por el pastrami y este está imperdible. Veo en mesas adyacentes que lo piden como único plato (aún así es un plato contundente que está muy bien compartir con los compañeros de mesa).
Pese a estar sin ganas de postre, Andrés si quiere postre. Después de comentarle los que parecían más ligeros, se decide (se lo va a comer él solito) por un brioche  frito relleno de banana con chocolate caliente y nata montada. Lo pruebo para detectar que si, excesivo para mi aunque el chocolate está fantástico. Andrés se queja de que está poco relleno de banana y que el brioche está algo crudo por dentro.
Andrés remata la comida con su consabido ristreto aunque el primero es un café, sin más. Lo devuelve. El segundo ha sido un vaciado de taza. Lo devuelve y el tercero viene  en mejores condiciones. Yo me limito a terminar mi copa de vino.
Hay que darle tiempo para que el local y el equipo se asienten. Se nota que están sin rodar y cuando se llena el local (cosa que ocurrió este viernes) se nota algo de descontrol. Con el tiempo, seguro esto se resuelve. Sólo hace falta darle tiempo y rodaje.