miércoles, 25 de junio de 2025

Cocleque C/ Francisco Baldomar, 40 46011-Valencia



A este restaurante, desde que leí un comentario, le tenía ganas. Está en una zona de Valencia que están reflotando, y apartándose del centro, montando restaurantes  y locales nuevos. Llegamos y nos ubican en una mesa redonda donde vamos a poder disfrutar de la cocina de Adrián, un cocinero joven que como muchos otros de su quinta, se han formado con los grandes y, en un momento dado, han volado a solas. Me anticipo, como todos ellos, va a crecer y será interesante ver su ascenso.


Pero vamos a lo importante. Como compañero de mesa nos pedimos un cava blanc de mandó del 2022, Les Danses. Es un cava del Celler del Roure, bodega de Moixent. Tiene un color cebolla muy atractivo. En boca, sus burbujas son suaves y bien integradas, un sabor a flores blancas, divertido y suave. Una vez el trago a pasado, deja un toque seco, con una buena acidez, que limpia las papilas para disfrutar, como si fuera la primera vez, de otro bocado. 


Todos los platos los vamos a compartir. El primero que llega son los aperitivos de la casa: pequeños bocados diversos. Un pequeño cucurucho de daikon relleno, bocado fresco, una cereza creo recordar que escabechada y una fantástica croqueta de bacalao pero con un rebozado de patata. Comenzamos bien.


Coca de aceite con titaina vegana, algas y shimeshi. Francamente deliciosa. No se añora la tonyina de sorra, las algas hacen una muy buena función aportando el sabor salado y de mar que siempre buscas al pedir titaina.



Gyozas de sepia con salsa de allipebre. Plato a mejorar. La idea es muy buena pero necesita que las gyozas vayan dentro de un medio húmedo para que no se sequen o pasarlas por plancha para que crujan y dejarlas caer en la salsa. 




Vieiras con velo de papada y kimchi de fresas. Otra buena idea. La lástima es que las fresas se apropian de la vieira (tan delicada ella).




Mollejas teriyaki sobre puré de boniato morado. Las mollejas me encantan, la mezcla de salado y dulce me parece siempre un acierto. Así que este plato es un muy buen plato. El boniato morado le aportaba color, textura y algo más de dulzor. 



No nos resistimos a pedir un postre. Nos decidimos por un cloquemisu, un tiramisú a su manera. Para los no muy golosos. El dulce adecuado para no empalagar, el café siempre es un aliado, texturas deferentes. 


Rematamos la comida con cremaet, que estaba en su punto, y cafés variados.

Pudimos hablar con Adrián una vez terminada la comida. Le hablamos de lo que nos habían parecido los platos y comentamos posibilidades. Agradeció los comentarios e indicaciones. Seguro, va a crecer y quiero verlo y disfrutarlo. Estaré observante.